José García. (Foto suministrada)

Opinión

Por José G. García López*

La oportunidad única e histórica que tiene el país de disponer de $84 mil millones para su proceso de reconstrucción y atender el impacto de la pandemia; debería estar acompañada por un Plan de Desarrollo Económico Sustentable (Plan) de largo plazo. A pesar de que todos estos fondos públicos y privados no serán recurrentes y una parte significativa va dirigida a estimular el consumo; más de tres cuartas partes (79%) deberá ir al financiamiento de la infraestructura, vivienda, resiliencia y desarrollo económico. Además, es posible que recibamos unos fondos adicionales para infraestructura como parte del programa económico del Presidente John Biden.

Recordemos que nuestra economía lleva quince años en una larga y profunda depresión que ha reducido su capacidad productiva, las oportunidades de empleo, riqueza y competitividad global. Durante esta depresión el Producto Nacional Bruto (PNB) real se ha contraído en un 17%. La tasa de inversión (% Inversión Bruta de Capital /PNB) disminuyó a 17% en el 2020 comparado con 30% en el año 2000. Hemos perdido 267 mil empleos en toda la economía y la tasa de participación laboral se encuentra alrededor del 40%.

Con la asignación billonaria de fondos de reconstrucción podemos encaminar de nuevo la economía de la isla en la senda del crecimiento y el desarrollo si estos recursos los invertimos en inversión de capital (maquinaria, equipo y construcción) a los fines de crear las bases para aumentar nuestra capacidad productiva. En la medida que podamos invertir los fondos en la reconstrucción del acervo de capital fijo como es la infraestructura y la producción local; nos encaminaremos en la ruta correcta.

Es por esta razón, que la presente administración de gobierno debería encaminar un esfuerzo multisectorial dirigido a establecer un plan de desarrollo socioeconómico. Este Plan deberá contener un conjunto de estrategias con acciones específicas para atender los graves problemas, retos y oportunidades que confronta el país.

A continuación, sugerimos algunas áreas prioritarias que podrían ser consideradas:

  • Aumento en la participación laboral
  • Promoción de la productividad y competitividad global
  • Modernización de la infraestructura
  • Reducir la pobreza
  • Desarrollo del capital local y el emprendimiento
  • Fortalecimiento y mayor envolvimiento del tercer sector
  • Una transformación del sistema educativo público
  • Una respuesta al cambio climático

Entiendo que estas ocho áreas prioritarias como economista que podrían ser un punto de partida o “pie forzao” para que el nuevo designado Secretario de Desarrollo Económico y Comercio (DDEC) el Sr. Manuel Cidre comience a correr la rueda emblemática de Fomento y su Operación Manos a la Obra.

Claro, para llevar a cabo esta compleja encomienda va a requerir convocar un grupo de personas y ponerlos a pensar sobre los temas esbozados y otros. Este grupo deberá contar con profesionales y expertos en diversos campos de la academia, líderes sindicales, representantes de los sectores comunitario, religioso, la diáspora y el gobierno. En síntesis, el Plan servirá no solo como instrumento necesario para encaminarnos hacia un desarrollo económico sustentable, sino que ayudará ha poder capitalizar los recursos económicos asignados tanto por gobierno federal, estatal y el sector privado.

Esperamos que la nueva administración ponga en marcha pronto este proyecto de país y futuro para que así honremos el nuevo lema del DDEC: “Todos somos desarrollo y todo es desarrollo”.

*Es economista y profesor adjunto del Departamento de Economía de la Universidad de Puerto Rico.