Casa Latapie (1993), una de las obras más significativas de Lacaton & Vassel.

Una arquitectura que mejora la vida de las personas

Por redacción de Sin Comillas

Los franceses Lacaton & Vassel son los ganadores del Premio Pritzker 2021, considerado  Nobel de la Arquitectura. Anne Lacaton (1955, Saint-Pardoux, France) y Jean-Philippe Vassal (1954, Casablanca, Marruecos) están casados y son socios fundadores del estudio Lacaton & Vassal (1987), un estudio con sede en París. Edificios baratos y fáciles de construir, que reducen el gasto energético aislando un edificio ha sido su gran aportación a la arquitectura.

Su trabajo, que se ha concentrado en Francia y algunos países africanos, ha ganado proyección en los últimos años y se destaca por una arquitectura poco visual que resuelve los grandes problemas energéticos y sociales.

Torre de apartamentos y oficinas en Ginebra, el proyecto más reciente de Lacaton & Vassel

Tras estudiar arquitectura en Burdeos, Lacaton se trasladó a Níger, donde ya trabajaba Vassal. Allí todo escaseaba y lo poco se reciclaba. Para cuando construyeron su primera vivienda —para los padres de Anne— en Floriac, el campo que rodea Burdeos, habían hecho suya esa manera de afrontar la construcción. La casa Latapie (1993) imitó la solución de los invernaderos cercanos para doblar su superficie sin apenas gasto y con grandes ventajas energéticas. La nueva fachada construida con polímeros aislaba la casa en invierno, la hacía más fresca en verano y la ampliaba todo el año con un espacio intermedio. Ese abrigo económico, fácil de construir, que reduce el gasto energético aislando un edificio ha sido su gran aportación a la arquitectura.

Con el tiempo consiguieron llevar esa estrategia aislante a un edificio: la Torre Bois Le Prête de París, donde 96 familias vieron crecer su apartamento y disminuir su recibo de energía sin desembolsar más que la derrama prevista para el aislamiento.

Torre Bois Le Prête de París La arquitectura de Lacaton & Vassal no se ve, pero es radicalmente transformadora. Cambia la vida de las personas.

En 1996, el ayuntamiento de Burdeos les encargó embellecer la Plaza Léon Aucoc. Los arquitectos fueron a la plaza para hablar con la gente que la utilizaba. La plaza tenía calidad, usuarios y encanto. Los árboles estaban bien puestos: junto a los bancos, dando sombra en el perímetro. Los jubilados jugaban a la petanca y los niños y los ancianos convivían. No se podía embellecer. No entregaron planos, sino un informe en el que recomendaban aumentar la limpieza.