Esta es la novena de una serie de entrevistas a economistas
Por Luisa García Pelatti
José G. García López (Santurce, 1959) ha desarrollado la mayor parte de vida profesional en el gobierno, principalmente en el Banco Gubernamental de Fomento (BGF) y como profesor universitario. Actualmente continúa como profesor de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.
Obtuvo un bachillerato (1981) y una maestría (1989) en economía en la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Río Piedras y tomó cursos conducentes al doctorado en Negocios Internacionales en la Universidad Interamericana.
Pregunta.– ¿Por qué decidió estudiar economía?
Respuesta.– La idea de estudiar economía surge en la década del setenta cuando se dio aquella crisis económica y fiscal donde el gobierno de Puerto Rico aumentó los impuestos y se dio el fenómeno del “stagflation “, de una recesión -inflación y desempleo. Recuerdo que iba a los colmados de mi barrio y todo el mundo hablaba de la crisis económica y que su ingreso no le daba para hacer la compra ante el alza en los precios. Mi padre le echaba la culpa al gobernador Hernández Colón por sus medidas fiscales, como el impuesto de la “Vampirita”. Esto me levantó una inquietud de conocer sobre la economía y las teorías que me ayudarán a entender las causas de aquella crisis económica. También mi hermana mayor influyó mucho, ya que al entrar a la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras me dijo un dia: ”estudia economía que así vas poder trabajar en cualquier agencia del gobierno”.
Entre los profesores que fueron fuente inspiración y motivación para estudiar economía se encuentran Angel Ruiz, Suphan Andic, Ramón Cao y Francisco Martínez. Cada uno de ellos me enseñaron que estudiar economía requiere dominio de la teoría, la metodología, rigurosidad en la investigación y disciplina de trabajo. En el ámbito profesional tuve grandes mentores como fue Benito Vélez, Alma Rodríguez, Miguel Echenique, Santos Negrón y Alfredo Salazar. Todos ellos excelentes economistas y funcionarios públicos con vocación de servicio y “pasión por los datos”.
P.– En el gobierno no hay muchos economistas en posiciones de toma de decisiones. La política económica está más en manos de abogados. Explique al gobierno para qué sirve un economista.
R.– Esta situación lleva muchos años o décadas, aunque si vamos a nuestra historia económica no siempre fue así. En la época de Luis Muñoz Marín, Don Roberto Sánchez Vilella y Rafael Hernández Colón gran parte del gabinete estaba compuesto por economistas de la talla de Sol Luis Descartes, Dr. Carlos Lastra, Prof. Genaro Baquero, Don Roberto de Jesus, Prof. Joaquín Villamil, Amadeo Francis, Dr. Jaime Santiago, entre otros. En décadas más recientes hemos visto que la función de los economistas ha sido reasignada a los abogados, CPA e ingenieros. No solo eso, sino que son estos profesionales los que en los medios de comunicación forman opinión pública sobre los temas económicos. Una de las razones que dio base a la creación de la Asociación de Economistas fue divulgar a la comunidad la importancia los economistas en el diseño, implantación y evaluación de políticas económicas en el ámbito público. A pesar de que estos esfuerzos ayudaron a que se formarán nuevas generaciones de economistas, cada vez menos ocupan posiciones claves en el gobierno y tampoco en el sector privado. En cambio en Estados Unidos, América Latina y Europa es muy común ver los economistas en los puestos claves o de presidente y primer ministro.
P.– Huracanes, terremotos y COVID, ¿qué más le espera a una economía que no estaba creciendo? ¿Cuánto tiempo va a tardar la economía en recuperarse?
R.– Me parece que ya hemos visto el peor de los mundos posible contrario a los aclamado por Voltaire. Por tanto, deberíamos apostar a una recuperación lenta pero sin más pausas ante el escenario favorable de tasas de interés en cero, los $20,000 millones en fondos CDBG disponibles y las perspectivas favorables para la manufactura local. Un problema que requiere atenderse desde muy cerca y de forma proactiva es la destrucción de cientos de miles de empleo que ha traído esta pandemia no solo en la isla sino a nivel global.
El BGF fue liquidado y llevado a la quiebra por los políticos y así perdimos la principal institución de desarrollo económico”
P.– ¿Cree que se han tomado las medidas adecuadas para hacer frente al COVID? ¿Qué se ha hecho mal?
R.– Desde el punto de vista de las políticas económicas del Gobierno Federal, específicamente las fiscales, han dado frutos a la luz de la recuperación que se observa en Estados Unidos en la tasa de desempleo, menor de lo previsto por muchos economistas. Sin embargo, sin lugar a duda hay que seguir estimulando la demanda agregada con un segundo paquete fiscal congresional y mantener también los estímulos por el lado de la oferta o producción, para que la economía norteamericana no vuelva a caer. Por acá creo que el Gobierno de Puerto Rico hizo bastante dentro del poco “espacio fiscal” que le permite la coyuntura actual y la Junta Fiscal. Esta última debió proveerle mayor flexibilidad al gobierno local, relajando bastante las medidas de austeridad fiscal y perder de vista la disciplina en el manejo de los gastos públicos. A la vez la Junta Fiscal no ha sido efectiva en promover proyectos de infraestructura y desarrollo económico como según la requiere la Ley Promesa.
Sobre que se ha hecho mal. Han sido muchas las cosas que no las hemos estado haciendo bien y en donde habido una falta crasa de ejecución gubernamental y corrupción. Este problema tampoco es de ahora pero ya hace rato tocamos fondo. Nuestras instituciones de gobierno han sido saqueadas y desmanteladas. Y para muestra un botón. El BGF fue liquidado y llevado a la quiebra por los políticos y así perdimos la principal institución de desarrollo económico. De forma similar la Junta de Planificación y su área de Análisis Económico y Social ha sido relegada al último plano y re-ubicada bajo la sombrilla del Departamento de Desarrollo Económico. Este asunto de la necesidad de fortalecer nuestras instituciones gubernamentales debe ser primordial si queremos volver a recuperar la confianza de los ciudadanos y los inversionistas en el país.
P.– Al margen del COVID, ¿cuál es a su juicio el mayor problema económico de Puerto Rico?
R.– Entiendo que nuestro mayor problema es la pobreza y desigualdad económica que es de las peores a nivel global. No obstante, al presente el país cuenta con los recursos económicos para poder reconstruir, luego de todos los embates catastróficos, su infraestructura energética, vial y de viviendas, como el desarrollo comunitario resiliente que ayudarán a mitigar bastante la pobreza. Claro esto no será suficiente ya que el problema de la pobreza es de mayor complejidad que pensar en un nivel de ingreso mínimo sino que hace falta la creación de oportunidades de empleo, educativas, empresariales y sociales.
P.– ¿Qué sectores económicos tienen mejores perspectivas de futuro?
R.– Creo que el sector de la manufactura volverá a ser nuestra “punta de lanza “ o pionero en la creación de capacidad productiva futura. La oportunidad que se nos ha presentado en medio de esta terrible pandemia es que el Gobierno de Estados Unidos se encuentre considerando volver a proveer nuevos incentivos contributivos para producir más productos de “biopharma” e instrumentos médicos que hoy se producen en China. Es como poder ver la luz al final del túnel. Si se logra el consenso y se materializa esta oportunidad, no solo debemos maximizarla en términos de producción sino aprender de los errores del pasado y buscar que que se propicie mayor integración económica que redunde en mayor creación de empleos directos, indirectos e inducidos.
P.– ¿Cómo ha pasado los días de confinamiento?
R.– Bueno, no ha sido fácil ya que mi hijo mayor fue médico residente y el menor estudiante de segundo año de medicina, más mi otro hijo del medio trabaja de asesor financiero en la Florida y esto nos ha traído mayor preocupación en la familia por los riesgos inherentes. No obstante, por otro lado, pude certificarme como profesor bajo la modalidad de cursos “on line” en la UPR y, a la vez, me encuentro terminando un libro sobre el tema de las reformas contributivas en Puerto Rico durante las últimas décadas.