Por Luisa García Pelatti
Unas 270,000 personas están recibiendo beneficios de desempleo, lo que da una idea del impacto del COVID sobre el empleo. De esos, unos 100,000 empleos no se van a recuperar, advierte José J Villamil, presidente de la Junta de Directores de Estudios Técnicos, Inc.
Villamil explica que esos empleos no se van a recuperar porque muchas pequeñas empresas, intensivas en mano de obra, no volverán a abrir ante la falta de capital y acceso a las cadenas de abastos. Se estima que un 25% de las empresas no van a abrir. Por otro lado, las grandes empresas están invirtiendo mucho en tecnología y los empleos que se pierden son los más susceptibles a ser sustituidos por la tecnología. “Esos dos factores van a crear una fuerza de trabajo más pequeña luego que acabe la pandemia”, opina Villamil.
Las mayores pérdidas de empleo se dan en el sector servicios, y especialmente en turismo, recreación y hoteles. “El turismo va a tardar varios años en recuperarse. Nadie está pensado que vamos a tener los volúmenes de turismo que tuvimos el año pasado”.
En octubre, cuando se terminen las ayudas suplementarias de desempleo, la economía va a sentir un fuerte golpe, advierte el economista. Los fondos de las Ley Cares, unos $5,000 millones “que no se están gastando”, no serán suficientes para compensar los daños del COVID-19, que se estiman en unos $10,000 millones. Es algo que “nos va a afectar por mucho tiempo”.
A diferencia de los huracanes, explica, con el COVID-19 no se sabe cuándo van a terminar sus efectos y, por lo tanto, “es muy difícil ver el impacto de una manera cuantitativa como se hizo con el huracán”.
“Lo que sí es probable que ocurra es que esté con nosotros unos meses más por lo menos hasta fin de año y el impacto lo vamos a sentir por algún tiempo. No se acaba cuando termine la pandemia, es un impacto que va a durar mucho”, señala Villamil.
Anticipa un aumento de la emigración, que va a acelerar la pérdida de empleo, y el envejecimiento de la población. Puerto Rico tendrá una población más pequeña, más vieja y más pobre. “Y una economía más pequeña y un contexto externo mucho menos amigable. Eso va requerir un cambio bastante dramático en la forma como manejamos el país y cómo manejamos nuestros propios trabajos”.
La economía post-COVID serán economía con altos niveles de deuda y con déficits presupuestarios gigantescos, incluyendo Estados Unidos. Eso va a afectar a Puerto Rico, porque eso va a significar menos ayudas.
En términos globales, Villamil señala que el coronavirus va a acelerar “una tendencia que se venía manifestando hace ya dos décadas: el cambio del centro de gravedad global hacia las economías de los países de Asia, particularmente China”. China e India pasarán a ser el centro de gravedad y Estados Unidos va a pasar a un segundo plano.
“Los puertorriqueños tendremos que ajustarnos a una nueva realidad muy distinta a la que pensábamos que sería la nuestra en la tercera década de siglo”, apunta.
Villamil hizo estas declaraciones en una actividad organizada por el Colegio de Abogados en el que se dio a conocer que Estudios Técnicos actualizará el estudio que el año pasado realizó para Microjuris sobre el perfil socioeconómico de los abogados para incorporar los cambios de la pandemia.
El estudio publicado el año pasado, mostraba que desde 2007, el número de oficinas legales se había reducido un 34.6% y el empleo en el sector legal, donde trabajan alrededor de 17,000 personas, ha caído 22.4%.
Se estima que hay 13,944 abogados licenciados, de los que un 8% están fuera de Puerto Rico, por lo que los abogados residentes en la Isla podrían ascender a 12,828. De éstos, 10,904 trabajan en como abogados, 9.3% tiene empleos no relacionados con el derecho, 2.7% está desempleado y 3% no está activo.