Por redacción de Sin Comillas

El éxito económico de Puerto Rico no puede medirse a base de las ayudas del Gobierno Federal, si no de qué medidas se deben desarrollar en la economía interna para evitar la dependencia socioeconómica, señalaron los economistas Leandro Colón Alicea, vicepresidente de Asuntos Académicos de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, y Edwin Irizarry Mora, profesor de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, quienes participaron en el conversatorio “Dependencia y dignidad” en la II Certificación en responsabilidad pública y gobernanza de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico.

Colón Alicea apuntó a las deficiencias en la educación, así como a la limitada cultura empresarial y tecnológica interna como causas centrales de la dependencia.  “La estrategia de una masiva inyección de capital norteamericana ha fracasado en reducir el desempleo y la desigualdad. Por mucho tiempo, Puerto Rico ha sufrido una nefasta y agobiante dependencia que ha tenido efectos adversos en nuestro pueblo. La misma no ha permitido la formulación e implantación de estrategias de desarrollo económico sostenible que liberen al país del enorme nivel de  desempleo y de pobreza que padecemos. Entre otras cosas, es necesario reformar nuestro sistema educativo para, desde los grados primarios,  inyectar en nuestros estudiantes su capacidad de valorarse, emprender, autogestionar y tomar las riendas de su propio destino para así elevar la dignidad de nuestro pueblo. Es necesario sentarse a la mesa y llegar a consensos amplios para formular un modelo de desarrollo humano y sostenible que nos libere de esta profunda crisis”.

Por su parte, Irizarry Mora sostuvo que “tras el impacto dramático de los huracanes en 2017, todavía se espera el desembolso de fondos para el proceso de reconstrucción de la infraestructura física de Puerto Rico. Y esto se ha dramatizado con la pandemia en lo que concierne a transferencias de fondos para los puertorriqueños. El  escenario en el que está sumido el pueblo refuerza esa mentalidad colectiva de que, si no recibimos fondos federales, no podemos resolver los problemas.  El desarrollo se ha centrado en la dependencia económica, con las consecuentes implicaciones para la posibilidad de poner en marcha un modelo dirigido al desarrollo del ser humano.  Un modelo que, al fin, reduzca la pobreza y la desigualdad y que responda a nuestras necesidades como pueblo”.

Irizarry Mora instó a asumir medidas concretas para reducir la dependencia económica y la pobreza.  “Si logramos que se fortalezcan todos nuestros sectores industriales o productivos, entiéndase: agricultura, agroindustria, manufactura, pesca comercial, comercio local, servicios de diversa índole, turismo ecológico, educación inclusiva y abarcadora, reconstrucción con prioridad en la huella urbana de cada municipio, protección de nuestro ambiente y recursos naturales, y reciclaje comenzaremos a sentar la bases para la reducción de la pobreza porque generaremos riqueza, ingresos, producción y empleo precisamente para los sectores más vulnerables de nuestra sociedad.  Esto tiene que ir acompañado de un esfuerzo institucional, de un andamiaje jurídico y de un compromiso intersectorial que no se queden en la retórica o en la mera teoría. Tienen que lograrse consensos entre todos los sectores de nuestra sociedad para que lo anterior pueda ser realidad”.