Por Luisa García Pelatti
Las perspectivas eran más pesimistas. Se esperaba que el 2015 cerrara con 4,278 viviendas reposeídas por lo bancos, la cifra más alta en ocho años. Al final no se ha alcanzando ese récord, aunque se ha quedado cerca, 4,123 familias han perdido su vivienda por no poder hacer frente al pago de la hipoteca, según datos de la Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras.
El número de viviendas reposeídas es 12% superior a las 3,680 viviendas ejecutadas por los bancos en el 2014, y se queda muy cerca del récord de 4,207 viviendas del 2013.
El valor de esas 4,123 viviendas reposeídas es de $648.4 millones, un 15% más que en el 2014 y el valor de viviendas reposeídas más alto en los últimos ocho años. En el 2008, la cifra de viviendas reposeídas era casi la mitad, 2,357, con un valor de $267.8 millones.
Por otro lado, en diciembre de 2015 había 20,150 propiedades en proceso de ejecución, la cifra más alta en, al menos, seis años.
La tasa de morosidad de los préstamos hipotecarios ha estado reduciéndose en los últimos años tras rozar el 18% en el 2012. En el 2003, la tasa de morosidad estaba en 3%. En la segunda mitad del 2015 se produjo un repunte y el año terminó con una tasa de morosidad en hipotecas de 14.08%.
En diciembre de 2015, había 10,899 viviendas en proceso de quiebra, una cifra que se ha reducido en comparación con las más de 13,000 del 2013.
Según algunas fuentes, el número de hipotecas en etapa de ejecución no incluye las hipotecas que compraron los fondos de inversión de Estados Unidos, lo que sugiere que la cifra podría ser mayor. Además, señalan que el proceso de ejecución es muy lento e ineficiente. Esa ineficiencia mantiene el número de ejecuciones por debajo del que debería estar si el sistema funcionara de forma efectiva.