Por Luisa García Pelatti
“Parece que Puerto Rico ha cerrado el círculo y ha llegado a un punto similar de donde comenzó en 1940 y tiene que dar una mirada diferente a un nuevo ‘programa de desarrollo’. Puerto Rico no puede y no quiere hacerlo solo. ¿Cuál es el plan?”. Así termina la primera parte de un artículo de Heidie Calero, presidenta de H. Calero Consulting, publicado en “Economic Pulse”, y en el que Calero analiza cómo la economía de Puerto Rico llegó a la situación en que se encuentra en la actualidad. En una segunda parte que se publicará en los próximos días, analizará el plan de ajuste fiscal propuesto por el Gobierno, las medidas y sus recomendaciones.
El análisis parte de 1940, con una población en extrema pobreza y una economía todavía agrícola. La “Operación Manos a la Obra”, en 1947, marcó el comienzo del cambio a una economía basada en la manufactura. Los décadas del 50 y 60 fueron periodo de crecimiento económico rápido. La prosperidad duró hasta a década del 70, entonces, explica Calero, la economía crecía, pero no al fuerte ritmo de los años anteriores.
Los incentivos a empresas de Estados Unidos, que existían desde 1947, se convirtieron en la Sección 931 en el 1954 y en la Sección 936 a partir de 1976 y produjeron fuertes crecimientos en la inversión, el empleo, las exportaciones, nómina, etc. Con el fin de la Sección 936, las compañías de convirtieron en “Controlled Foreign Companies” (CFC) y el impacto de estos cambios se empezó a observar a partir del 2002. La manufactura perdió 76,000 empleos entre 1996 y 2014. Los cambios también afectaron al sector bancario y comercial.
Antes del 2006 el crecimiento en la inversión se reflejaba en crecimiento del Producto Nacional Bruto (PNB), porque se invertía en infraestructura. Después de esa fecha la deuda comenzó a crecer de forma más rápida y no se traducía en una inversión igual en infraestructura. “La deuda pública se utilizaba cada vez más para gastos operacionales y para pagar deuda vieja con más deuda”, explica Calero.
Y entonces la economía empezó a caer. Ni los $7,400 millones en fondos ARRA, ni los estímulos locales de los últimos tres gobernadores evitaron la recesión. Ahora el Gobierno enfrenta un déficit fiscal de $27,800 millones que el plan de ajuste fiscal reduce a $14,000 millones poniendo en vigor duras medidas de austeridad. ¿Cuál es el plan?