Por María de Mater O’Neill, especial para Sin Comillas
Unos 24 diseñadores de varios países fueron escogidos para participar en una convocatoria internacional para un coloquio sobre la creación de un Ministerio de Diseño para el gobierno de Trinidad y Tobago.
Los diseñadores son de Estados Unidos, Jamaica, República Dominica, Australia, Reino Unido, Trinidad y Tobago, y de Puerto Rico, representado por la autora de este artículo, que es investigadora principal y directora creativa de Rubberband Design Studio.
El coloquio ocurrió el pasado 28 y 29 de mayo en la Universidad de West Indies. En lugar de solo crear objetos, se buscaba la transformación del diseño estético al diseño estratégico, mediante el cual los diseñadores abordan problemas complejos y maneras integradas para solucionarlos. También se abordó el diseño como una práctica con probada aportación económica al Ingreso Nacional Bruto de muchos países.
Los temas sobresalientes fueron buscar procesos de sustentabilidad (protegiendo al país y a su vez generar capital económico); el activismo en el diseño para provocar cambios sociales; el problema de la corrupción en el gobierno y cómo afecta la industria del diseño; y el énfasis en la dignidad de las personas. El diseñador italiano de muebles, Cosimo De Maggio, fue enfático sobre este último punto: “Los beneficiados del diseño son las personas, los diseñadores debemos servir con dignidad y con respeto.” Mientras, el arquitecto británico Harry Hunt cuestionó si la industria del diseño podría fortalecerse dentro de un contexto de corrupción: “Aunque reconozco que el activismo en el diseño es importante, en el mientras tanto, los políticos destruyenTrinidad and Tobago.” (Abreviación de Trinidad and Tobago.)
La autora propuso cuatro áreas para poder abordar la creación de una política pública de diseño: 1. Énfasis en la parte de negocio, para entender estrategias exitosas y otras no efectivas en el ámbito local; 2. Preparar diseñadores emprendedores y empáticos; 3. Promover ciudadanía digital desde una perspectiva socio cultural; y por último, 4. Estudiar el perfil económico del diseño en el país.
La autora tuvo acceso previo al estudio titulado “El ecosistema cultural en Puerto Rico“, presentado el 5 de junio por la Comisión para el Desarrollo Cultural de Puerto Rico (CODECU). De acuerdo al estudio, de 2007 al 2012 el empleo en el campo de diseño en Puerto Rico se contrajo -63%. Asimismo, el volumen de negocio bajó dramáticamente de $70,729,729 (2007) a $26,094,463 (2012). La autora concluye que el diseñador puertorriqueño, según los datos del estudio de la CODECU, trabajador cuenta propia de manera precaria, sin estar incorporado o empleado, sin protección laboral, plan médico ni plan de retiro.
Lo novel del coloquio sobre el Ministerio de Diseño en Trinidad y Tobago fue la presentación de la creación de un distrito de diseño en la parte de downtown de Port of Spain, como respuesta a la próxima apertura de Cuba. Hunt y De Maggio expusieron que el distrito puede ser dirigido al turista de negocios que viaja a Trinidad en relación con la industria del petróleo. Que se debe proponer desde una perspectiva de diseño caribeño. Hunt advierte: “Que el gobierno lo lidere y lo haga posible, pero que lo haga sin apoderarse; el distrito debe pertenecer al sector privado.” La actitud de alejarse del gobierno y fortalecer soluciones de base comunitaria también estuvieron propuestas por la arquitecta en entrenamiento Alethea McLntyre, en diseño urbano, y Robert Young, diseñador de modas de The Cloth que promueve el modelo cooperativista para manufactura y producción.
Hubo proponentes y personas del público, que no estuvieron de acuerdo con la creación de un Ministerio de Diseño, ya que Trinidad y Tobago tiene 30 ministerios, y piensan que muchos son ineficientes y crean un gobierno pulpo.