Por José E. Pérez
El proceso de asimilación por el cual hemos estado atravesando por más de un siglo, ha tenido un impacto en nuestra vida cultural, económica y política. Desde el 1898 hasta el final de la segunda guerra mundial el proceso de asimilación fue lento. Durante ese periodo, hubo desinterés en los Estados Unidos por conocer a Puerto Rico debido a barreras culturales y del lenguaje. En términos económicos nuestra isla tenía poco que aportar. Por otro lado, Puerto Rico continuó manteniendo estrechos lazos comerciales y culturales con España.
Para mediados de los años 40 la asimilación entró en una etapa de aceleración. Miles de boricuas participaron en la segunda guerra mundial y en la guerra de Corea. Se establecieron bases militares en Puerto Rico. La gran emigración hacia los Estados Unidos puso en contacto a miles de trabajadores puertorriqueños con el idioma y costumbres de Norteamérica. La invasión de boricuas hacia New Jersey, New York y Connecticut fue sin precedentes. Posiblemente, uno de los elementos que más ha contribuido al proceso de asimilación ha sido la creación del Estado Libre Asociado. Con su programa de industrialización se promovieron nuevas industrias provenientes de los Estados Unidos lo cual acercó a miles de trabajadores con la cultura industrial norteamericana. El ELA también propició un mejor enlace político entre Puerto Rico y Washington. La educación en masa trajo la enseñanza del idioma ingles a clases desventajadas.
El proceso de asimilación se ha fortalecido con el establecimiento de oficinas federales en San Juan. Programas de asistencia social tales como, Medicare, el PAN y subsidios de vivienda promueven un grado de dependencia con los Estados Unidos. En el 1950 la primera tarjeta de seguro social fue emitida. La promoción industrial se desplazó de la industria de la aguja hacia segmentos intensivos en capital tales como la industria petroquímica y farmacéutica. También se promueven empresas de alta tecnología quienes utilizan personal gerencial local propiciando estrechos lazos profesionales entre ellos y sus compañías matrices.
Con la agresiva inversión y la creación de empleos se logró un crecimiento económico significativo. Ello dio lugar a una expansión comercial donde se establecieron cadenas de tiendas provenientes de los Estados Unidos. Los centros comerciales poco a poco proliferan convirtiéndose en nuestro lugar preferido para hacer compras. Gradualmente hemos adoptando muchos los patrones de consumo del pueblo norteamericano. Los establecimientos de comida rápida se han expandido a un ritmo impresionante.
La forma y manera de cómo nos divertimos también se ha transformado. Tenemos preferencia por el baseball de grandes ligas, el baloncesto del NBA y el fútbol americano. La disponibilidad de más de 200 canales de cable trae a nuestras salas un sinnúmero de programas de televisión producidos en los Estados Unidos. El internet y su potente poder en las comunicaciones nos ha provisto de un enlace multicultural global. Las fiestas patronales y otros festejos nativos continúan en descenso.
Nuestra situación política también ha sido afectada por la asimilación. En las elecciones del 1956, entre el PPD y el PIP conjuntamente obtuvieron el 75% del total de votos. En las elecciones del 2008 esa gran ventaja se vio reducida a un 43% de los votos. En las elecciones del 1952 el PIP obtuvo el 22% de los votos en comparación con el 2% que obtuvo en el 2008. Ningún otro partido ha logrado captar un millón de votos como lo ha hecho el PNP en dos ocasiones. La tendencia hacia el anexionismo político con los Estados Unidos es evidente. En el referéndum del 1991, (el cual tenía raíces soberanistas) el pueblo rechazó la soberanía por más de 100 mil votos.
Desafortunadamente hay malas noticias para todas las ideologías políticas exceptuando el ELA. En el congreso de los Estados Unidos no existe la voluntad para hacer cambios relacionados con Puerto Rico. Están cómodos con el ELA. Eso lo han demostrado recientemente con el manejo del proyecto HR 870. Este proyecto tiene el objetivo de devolverle a Puerto Rico el derecho a quiebra de nuestras corporaciones públicas. Existe renuencia en el congreso de los Estados Unidos para devolvernos un derecho que antes gozábamos. En vista de la pobre experiencia con el proyecto HR 870, se puede anticipar considerable dificultad en obtener cambios de mayor magnitud. Sería cuesta arriba lograr que el congreso considere cualquier proyecto de Ley que favorezca la estadidad, la independencia o la autonomía-soberana. Con excepción del ELA, ninguna de las otras ideologías ha podido articular efectivamente los beneficios que se obtendrían bajo sus modelos. Con el ELA no hay nada que articular, pues es el status bajo el cual estamos viviendo.
* El autor es analista financiero