* Por José I. Alameda Lozada Ph.D.
Desde el primer trimestre del 2006 la economía de Puerto Rico ha estado sumida en una Depresión económica. En una primera instancia –2006 al 2008 –se llamó recesión; pero la prolongación de la misma hasta el presente—2009 al 2011– la conduce a una Depresión. La caída acumulada hasta el año fiscal 2010 del producto nacional real alcanza -12%. El Índice de Actividad Económica (IAE) del Banco Gubernamental de Fomento entre el 2006 al 2011 llega a -16.3%. Al momento, no hay evidencia estadística de un arranque rápido a una recuperación económica, no empece la argumentación oficial al respecto.
Desde enero del 2011, la versión oficial descansa en la citación de información económica que supuestamente demuestra una incipiente recuperación. ¿Acaso la información sobre la economía local, muestra verdaderamente una incipiente recuperación económica?. La argumentación presentada aduce que los datos de ventas al detal, los recaudos de Hacienda, las ventas de autos, entre otros, muestran el surgimiento de la recuperación. No obstante, el análisis de estas variables de forma separada no puede construir una realidad objetiva.
En primer lugar, las ventas al detal entre el 2010 al 2011 del período enero a abril muestra un aumento de $11,126 millones a $11,238 millones para un incremento de 1.0%. Sin embargo, en este mismo período la tasa inflacionaria fue 1.9%, lo cual implica que no hay tal aumento en ventas al detal sino en los precios de los artículos que compramos.
En segundo lugar, el ingreso neto al fondo general entre el año fiscal 2010 al 2011 aumentó de $7,691 millones a $8,165 millones para un 6.2%. Sin embargo, este aumento es el resultado del nuevo arbitrio “temporero” a las corporaciones foráneas de $678 millones en el año fiscal 2011. Sin este arbitrio temporero los recaudos netos al fondo general hubiesen bajado en 2.6%. Así, el aumento de los recaudos no responde a una mayor actividad económica sino a un elemento exógeno que alteró momentáneamente los recaudos.
En tercer lugar, el empleo no agrícola entre marzo a junio del 2011–ajustado para la estacionalidad– muestra un aumento de 918,600 a 923,700 según el Bureau of Labor Statistics (BLS). Sin embargo, este aumento de 5,100 es el resultado neto de un ascenso de 7,000 empleos en el gobierno (estatal, federal y municipios) y de una reducción de 1,900 en el sector privado. Nuevamente, el ascenso en el empleo no es indicativo de una recuperación pues el sector gubernamental impulsa los niveles independientemente de la actividad económica.
En cuatro lugar, el aumento en las ventas de casas y de automóviles es el resultado de esfuerzos extraordinarios de la empresa privada y de un plan de incentivos del gobierno para bajar un inventarios excesivo. Tocante a las ventas de casas, el Presidente de Estudios Técnicos, Graham Castillo, anticipó que este año se venderán unas 5,000 viviendas, la mitad de lo que se consideraba normal antes de que explotara la burbuja inmobiliaria. Eliminar el inventario va a tomar mucho tiempo y aguantaría la llegada de una recuperación en la construcción.
En resumen, estos indicadores separados no demuestran para nada que la recuperación está comenzando, pues no corresponden a medir el comportamiento unificado de la economía local. Quizás, el índice compuesto conocido con Índice de Actividad Económica del Banco Gubernamental de Fomento es el mejor indicador y muestra que la caída precipitada de sobre -5% anual se ha reducido de entre -2% a -3%. Pero esto jamás puede ser considerado como un indicador de que hemos “tocado fondo” y mucho menos que el próximo camino es la recuperación. Recordemos el estancamiento secular de Japón que tocó fondo y se mantuvo en este mismo por largo tiempo.
* El autor es catedrático del Departamento de Economía de la Universidad de Puerto Rico