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Por Luisa García Pelatti

Las de ayer son las vistas de presupuesto más aburridas a las que haya asistido. Y mira que son aburridas las vistas de presupuesto. A las preguntas de los representantes de la mayoría les faltó chispa, inteligencia, eficacia. Los de minoría aprovecharon sus escasos minutos para cuestionar más a las cámaras (de los periodistas) que a los deponentes y tratar de regalar algunos titulares, pero con poco éxito.

En términos generales, se cuestionaron las proyecciones de la Junta de Planificación, la liquidez del Banco Gubernamental de Fomento (BGF) y los recaudos de Hacienda.

Interesante cuando se planteó el tema de la reestructuración de la deuda, que sirvió para que la Secretaria de Hacienda explicara que cuando se habla de reestructuración se refieren a las operaciones de las corporaciones públicas que están en problemas y que para eso es que el BGF han contratado a compañías expertas. Los Legisladores insistieron en saber si alguna corporación pública se va a ir a la quiebra pronto.

El presidente interino del BGF, José Pagán, explicó que tanto la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) como la Autoridad de Carreteras “tienen compromisos financiero que vencen en los próximos meses”. La AEE tiene vencimientos a mediados de mayo de más de $200 millones y de $450 millones en junio, “a los que hay que buscar solución con cierta premura”.

Los legisladores insistieron en conocer los recaudos del mes de abril, pero la Secretaria de Hacienda dijo que se publicarán más adelante, esta semana. Aunque señaló que hasta el mes de marzo, los recaudos estaban $270 millones por encima de los del año pasado.

El presidente de la Cámara de Representantes, Jaime Perelló, propuso la eliminación de la patente nacional, un punto en el que coincidió con los representantes del Partido Nuevo Progresista.

Los legisladores de minoría hablaron de que las medidas que acompañan el presupuesto suponen 54 nuevos impuestos.

Unos y otros mostraron estar insuficientemente preparados en un tema complejo. Uno de los legisladores se sitió con autoridad para mandar a corregir los datos del Producto Bruto a precios constante porque consideraba que era imposible que fuera de sólo $6,500 millones. Obviamente, confundió la cifra con la del Producto Bruto a precios corrientes, que ronda los $70,000 millones.

Quizás el problema es que nada de lo que se presentó era nuevo para mí. Después de una mesa redonda previa al mensaje de presupuesto y otra posterior, nada de lo que dijeron los deponentes me sonaba a nuevo y esperaba la sorpresa en las preguntas de los legisladores. Tal vez la clave era ir a las vistas con una mirada nueva, fresca. Tal vez así hubiera podido ver la noticia donde no la ví.