Por Luisa García Pelatti
Los años previos a su intervención por parte de las agencia reguladoras, Westernbank llevó a cabo una estrategia de crecimiento “temeraria”, que elevó la cartera de préstamos de $3,400 millones en 1999 a $17,900 millones en el 2009. Los auditores externos y los reguladores señalaron en múltiples ocasiones que el banco no llevaba a cabo controles adecuados para garantizar su seguridad financiera. La gerencia de banco ignoró estas advertencias.

Esta información se desprende de una carta que la firma de abogados Liskow & Lewis, con oficinas en Luisiana y Texas, envió a varios ex ejecutivos del banco.
El documento, al que SIN COMILLAS ha tenido acceso, destaca que la gerencia del banco y otros oficiales no cumplieron su deber fiduciario de asegurarse que el banco operaba de forma segura, lo que provocó pérdidas que ahora el Federal Deposits Insurance Corporation (FDIC) quiere reclamar a la compañía de seguros. La solicitud de daños busca compensar pérdidas valoradas en $367 millones.
El 30 de abril de 2010, el FDIC intervino con Westernbank y vendió la mayor parte de sus activos a Popular, Inc. (NASDAQ:BPOP).
En la lista de personas incluidas en la reclamación de pagos por daños aparece Frank C. Stipes, ex presidente de Westernbank, y José M. Biaggi Landrón, que llegó a ser presidente. También destaca en la lista el nombre de Juan Carlos Pavía Vidal, recientemente nombrado por el Gobernador director de la Oficina de Gerencia y Presupuesto. Otros nombres incluidos en la carta son Pedro R. Domínguez Zayas, Cornelius Tamboer, Juan carlos Frontera García, Héctor L. Del Río Torres, César A. Ruiz Rodríguez y Freddy Maldonado Pérez.
En un claro conflicto de intereses, los miembros de la Junta de Directores de Westernbank eran también miembros de la Junta de Directores de la compañía matriz. Con frecuencia las reuniones de las dos juntas se realizaban de forma simultánea, asegura el docuemnto.
En general, la Junta de Directores y la gerencia del banco no manejaron de forma adecuada el rápido crecimiento del banco, no había políticas, controles, ni la infraestructura adecuada para asegurar la condición financiera del banco.
La agresiva estrategia de crecimiento al principio impulsó las ganancias pero finalmente el banco se vio expuesto a un riesgo excesivo. Los oficiales aprobaban préstamos sin información adecuada y a sabiendas de que estaban violando las políticas del banco, señala la carta.
El banco no informó de forma adecuada los préstamos de construcción que tenían un exceso de “loan to value” y para evitar que fueran clasificados extendían crédito adicional a pesar de que los proyectos seguían deteriorándose.
El documento, de más de 20 páginas, destaca como especialmente problemática una división del banco: Westernbank Business Credit (WBC). En el 2001, cuando fue creada tenía $252.9 millones en préstamos y en el 2006 había subido a $1,500 millones. La Junta de directores y la gerencia del banco permitieron a Miguel A. Vázquez Seijo, a cargo de la división, funcionar de forma autónoma sin los debidos controles, lo que provocó enormes pérdidas. Los mayores problemas tienen nombre propio: Inyx e Intercoffee. Estos dos préstamos resultaron en $150 millones en pérdidas. FDIC y auditores habían advertido a la gerencia de estos problemas.
El caso del préstamo de Inyx es interesante. El 31 de marzo de 2005, WBC le concedió un préstamo y varias líneas de crédito a la farmacéutica por $46 millones. El 15 de junio y el 31 de agosto de 2005 se alcanzaron acuerdo de préstamo adicionales que en total aumentaban el préstamo original hasta $82.5 millones. El 17 de enero de 2006 se aumentó a $97.5 millones, el 5 de septiembre de 2006 a $110 millones y el 7 de noviembre a $120 millones. En el 2007, el banco tiró el préstamo a pérdidas con un balance de más de $100 millones. Vázquez Seijo no informo del deterioro del crédito de la farmacéuticas, a pesar de que había recibido información que le advertía en ese sentido. El 19 de junio de 2007, la Junta de directores descubrió que Inyx había sometido información fraudulenta.
Otro préstamo problemático fue el otorgado, en el 2006, a Museum Towers por un total de $12 millones, para comprar un edificio en Tampa, Florida. Los socios eran Michael J. Scarfia y Michelle (hija de Cornelius Tamboer, miembro de la junta de directores) y Christopher Borg. Pero luego se supo que los verdaderos socios del proyecto eran Scarfia (que tenía otros préstamos con el banco por un total de $150 millones) y Tamboer, quien también era miembro del comité senior de préstamos y había aprobado la mayoría de los préstamos de su socio. En junio de 2008, este préstamo se extendió 11 meses. El 30 de noviembre de 2009 se aprobó una extensión de cinco años. El edificio nunca se desarrollo. Una tasación del 2010 valoró la propiedad en $1.45 millones.
El desarrollador Cleofe Rubí era uno de los principales clientes de Westernbank, con varias líneas crédito que sobrepasaban los $200 millones cuando el regulador cerró Westernbank en abril del 2010. Un préstamo del 2006, por $62 millones para la construcción de Plaza Convention Center District produjo pérdidas por $42.7 millones. Según el documento al que SIN COMILLAS ha tenido acceso, el banco repetidamente extendió y renovó el préstamo sin exigir el pago de los balances pendientes, ni reevaluar la capacidad de repago del cliente.