Por redacción de Sin Comillas

El estadounidense Richard H. Thaler, de 72 años, ha sido galardonado con el Premio Nobel de Economía, por su contribución a la economía del comportamiento. Nacido en 1945 en Nueva Jersey (EE UU), imparte clases en la Universidad de Chicago.

“Thaler ha contribuido a expandir y refinar el análisis económico al considerar tres rasgos que sistemáticamente influyen en las decisiones económicas: la racionalidad limitada, la percepción de justicia, y la falta de autocontrol”, subraya en una nota el jurado del Nobel.

Entre los méritos de Thaler están el desarrollo de la teoría de la contabilidad mental, que explica cómo la gente simplifica decisiones financieras. Esta sostiene que los individuos crean cuentas separadas en sus mentes y toman las decisiones según cómo afectan a esas cuentas separadas y no en el conjunto de sus finanzas. Por ejemplo, financiar una necesidad de liquidez a corto plazo con un crédito al consumo, mucho más caro que sacar el dinero de los ahorros. O cómo los taxistas solo trabajan hasta conseguir unos ingresos determinados al día, con lo que no aprovechan los días en los que hay más trabajo y pueden ganar más dinero.

Otra teoría de Thaler es el “efecto propiedad”, es decir, que mucha gente tiende a valorar más lo que posee y le asigna un precio mayor que si no lo tuviese en propiedad. Esto explica que “el sentimiento negativo de una pérdida sea más fuerte que el positivo cuanto se obtiene una ganancia exactamente igual”, señala el jurado.

El nuevo premio Nobel también ha descrito las tensiones entre lo que se planea y lo que se hace, y cómo el bienestar a largo plazo puede verse influido por las tentaciones a corto y la falta de autocontrol, algo muy evidente a la hora de fumar, comer o intentar ahorrar para la jubilación. Por ello, Thaler ha argumentado que las instituciones públicas y privadas pueden dar a los individuos pequeños empujones o estímulos hacia la dirección correcta, manteniendo siempre la libertad de elección de estos. Bajo esta óptica, conocida con el nombre de “nudge theory”, países como Estados Unidos y Reino Unido han establecido agencias que ayudan a reformar la administración pública en campos como el ahorro para las pensiones, las donaciones de órganos o políticas de medio ambiente. En este sentido, sus estudios implican que los planes de pensiones obligatorios aumentan mucho más las cantidades ahorradas que dejándolas meramente a la voluntad del individuo. No obstante, en ocasiones esta perspectiva ha sido tildada por los críticos de paternalista.