Por redacción de Sin Comillas
Los países también tiene reputación y Suecia, Canadá y Suiza tienen la mejor reputación del mundo, según los resultados del Country RepTrak 2016 que elabora el Reputation Institute. Puerto Rico se sitúa en la mitad de la tabla, en la posición 33 de un total de 70 países, con una nota de 54.55, lo que significa que la reputación de la Isla en el mundo es débil y vulnerable.
Suecia (78.3) es el país con mejor reputación en el mundo, que ha desplazado del primer puesto a Canadá (77.8), que ocupa la segunda posición. En tercer lugar está Suiza (77.0), seguido de Australia (76.8), Noruega (76.2), Finlandia (75.2), Nueva Zelanda (74.7), Dinamarca (74.3) Irlanda (74.1) y Países Bajos (73.9) completan la lista de los 10 países con mejor reputación.
Los primeros puestos de la lista se han mantenido estables desde 2015. Los principales cambios este año es el ascenso de Suecia desde el tercer puesto y la entrada de Irlanda. Sólo 14 países mantienen una reputación fuerte y 71% de los países tienen una reputación por debajo del promedio.
Estados Unidos (56.3) ocupa la posición 28. Costa Rica (58.6) es el país de América Latina con mejor reputación, seguido de Perú (58.6), Brasil (57.7), Argentina (55.7) y República Dominicana (55.3).
La reputación de un país constituye una gran ventaja competitiva ya que una buena reputación activa comportamientos favorables en los grupos de interés de un país, lo que incentiva su predisposición a visitarlo, vivir o invertir en él.
Este informe elaborado por el Reputation Institute, se basa en 48,000 entrevistas, con el objetivo de medir la percepción de 70 países desde tres ángulos distintos: nivel de desarrollo, calidad de vida y calidad institucional. El informe destaca que al igual que las empresas, los países también tienen su propia reputación y ésta influye en diferentes esferas: por un lado, tiene un innegable efecto económico al potenciar las exportaciones, la captación de inversión y talento, los niveles de consumo o la atracción turística. Y por otro, influye en la credibilidad de las instituciones del país, el respeto a sus líderes, su rol en la comunidad global o los resultados de su diplomacia pública.
