Durante la conferencia anual del Centro para la Nueva Economía (CNE), celebrada la semana pasada, Sergio Marxuach, director de política pública de la organización, pintó un cuadro negro de la situación económica y social de Puerto Rico. Dijo que las instituciones económicas, sociales y políticas está podridas y derrumbándose. “Nuestro sistema socioeconómico está visiblemente llegando a su final; y todo el mundo lo sabe, pero nadie habla de ello”. La solución, asegura, está en medir correctamente la diferencia entre lo que queremos y nuestra realidad; llevar a cabo un debate público con perspectiva ética; parar la “marcha de la insensatez” y reformar radicalmente las estructuras económicas, sociales y políticas.
El proyecto “Midiendo el progreso de las sociedades”, propuesto por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) plantea que para medir el progreso económico se deben utilizar indicadores sociales y ambientales, además de los tradicionales indicadores económicos.
El Producto Interno Bruto (PIB) no es igual a progreso, porque un país puede tener una economía boyante y una sociedad enferma. Marxuach presentó algunos datos. La distribución del ingreso en Puerto Rico hace que el 40% de la población reciba el 8% de los ingresos. “Este tipo de distribución no es sostenible”.
Al mismo tiempo que el PIB ha estado aumentando, la tasa de homicidios ha crecido hasta alcanzar los 26.3 por cada 100,000 habitantes. La tasa de desempleo es alta y sólo trabaja el 39% de la fuerza laboral. La obesidad es un problema de salud y la población penal per capita es una de las más altas del mundo
“Puerto Rico es una sociedad enferma que se encuentra en franca decadencia. Es hora de ponernos los pantalones largo y reformar radicalmente nuestras estructuras económicas, sociales y políticas”, concluyó.