Editorial

En España se ha formado un gran revuelo porque los políticos han intentado intervenir en los contenidos de los programas de noticias de Radio Televisión Española, propiedad del gobierno. La intromisión, que, tras salir a la luz pública, ha sido criticada por políticos de todos los partidos, se produce en medio de críticas del partido de la oposición (Partido Popular) que acusan de falta de objetividad a los informativos. Todo esto me hace pensar en cómo suceden las cosas en Puerto Rico.

Siempre me ha llamado la atención que las organizaciones que se dedican a defender la libertad de prensa en Puerto Rico suelen organizar conferencias, a las que invitan a periodistas de países en conflicto, para hablar de las dificultades con las que tienen que desarrollar su trabajo. Pero poco o nada se hace para sacar a la luz las presiones que todos los días reciben los periodistas en Puerto Rico para hacer su trabajo, aunque no estemos en guerra, ni en una dictadura.

Las presiones vienen de tres frentes. De los políticos, de las empresas y de los editores. Vaya por delante decir que, en general, los periodistas realizan su trabajo con gran libertad. En la mayoría de los casos pueden elegir los temas en los que trabajan. Pero las presiones existen, no lo neguemos, y debe de hablarse de ellas abiertamente.

Por mi experiencia como periodista sé que había empresas de las que no se podían publicar según qué cosas, porque sabías que si lo hacías la empresa llamaría al periódico amenazando con retirar la publicidad. Y entonces el director llamaría al editor y el editor al periodista. A veces era censura previa. Si la empresa sabía que estábamos trabajando en un artículo que sospechaban que era negativo llamaban y evitaban la publicación o cambiaban el enfoque. En otras ocasiones simplemente se nos decía que no se podía publicar nada más de cierta empresa.

Pero las peores presiones son siempre las políticas. Que un funcionario de alto rango llame al director de un periódico para asegurarse que la conferencia de prensa que ofreció va a recibir el enfoque esperado y un lugar destacado es una intromisión inaceptable.  Que se presione a periodistas para que no escriban sobre ciertos temas o que se censure lo que no le conviene al periódico son actitudes inadmisibles en esta profesión. Porque lo que está en juego es la credibilidad y la ética del oficio de periodista. Pero estas cosas han ocurrido, y lamentablemente seguirá ocurriendo, con el conocimiento de las organizaciones profesionales de periodistas que miran hacia otro lado o hacen como que no ven.

De esto es de lo que se debería hablar. De cómo se ejerce la libertad de prensa en Puerto Rico en medio de censura, presiones e intimidaciones.