Por Luisa García Pelatti

El desplome del mercado hipotecario cambió las reglas del juego no solo para los bancos, sino también para los desarrolladores de vivienda, que inundaron el mercado de viviendas para las que no había demanda y lo hicieron arriesgando muy poco de su capital. Los bancos no están dispuestos a que se repita la historia, ni los reguladores a consentirlo.

“Venimos de una época en que todo se vendía. Todo se financiaba y todos ganábamos dinero”, comentó Eli Sepúlveda, vicepresidente ejecutivo de Banco Popular, durante su participación en la pasada convención de la Asociación de Constructores de Hogares.

Ahora “tenemos que ser más precisos, más estratégicos, más tácticos. Si algo no podemos darnos el lujo es de fallar. Tenemos que hacer las cosas bien. Hay bien poco margen de error. No tenemos en esta economía mucho espacio para equivocarnos”.

Sepúlveda explicó que ahora, para financiar un proyecto, los bancos toman en cuenta factores como la actividad económica del área geográfica, la demanda de vivienda por nivel de precio, el tipo de vivienda, el inventario existente, la competencia, etc.

Y aunque antes se hacían estudios de viabilidad y de demanda de vivienda, como todo se vendía, no importaba los resultados.

Ahora el banco se fijará en todo antes de dar un financiamiento. “Es importante con quién estamos haciendo negocios”, quien es el desarrollador, el contratista, la aseguradora, los subcontratistas. “Es importante para el banco evaluar no solo el componente financiero, sino quiénes son tus socios. El quipo que escoja el desarrollador es importante para el banco”.

Los bancos van a estar mirando cómo los proyectos se pueden hacer “autoliquidables” en fases. “Las preventas tienen que cambiar”, para minimizar la especulación.

Por otro lado, el ejecutivo ve indicios de un aumento en la actividad de préstamos de construcción comercial, y mencionó la construcción del Tribunal de Caguas, con una inversión de $140 millones, y una clínica de Veteranos en el área oeste por $40 millones.

Cree que se debe mantener la Ley 212, pero haciendo cambios para evitar los excesos del pasado. Propone la modificación de los arbitrios municipales para que los pagos se hagan al final del proyecto y no antes, y para que sean iguales en todos los municipios.

Finalmente, lanzó la responsabilidad de la recuperación económico a los empresarios, porque “los bancos apoyamos el crecimiento económico, pero no generamos necesariamente actividad económico. Los propulsores de la economía son los empresarios”.