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Por redacción de Sin Comillas

El libro Acueducto: Historia del agua en San Juan, del historiador y planificador Aníbal Sepúlveda Rivera, presenta la historia del manejo del recurso agua en la Capital, así como el desarrollo, diseño de ingeniería y construcción del Antiguo Acueducto del río Piedras. El libro fue comisionado por la organización ambiental “Para la Naturaleza”.

Según explica la historiadora y profesora de comunicaciones Silvia Álvarez Curbelo, el libro es un recorrido histórico que lleva al lector desde el momento en el que se hincó el primer pozo en El Morro, en el siglo 16, hasta que comienza a operar el Acueducto, a finales del siglo 19.

“Acueducto rescata las vicisitudes de generaciones por obtener agua limpia y accesible. Es también una crónica de los ingenieros, funcionarios de gobierno y gente del pueblo que diseñaron planes profesionales y alternativas populares para saciar la sed de San Juan. El libro describe las transformaciones tecnológicas que sustentaron los diversos proyectos de acueductos y las experiencias de otras ciudades del mundo que sirvieron de modelo para el acueducto de San Juan. A más de cien años de su inauguración, el Acueducto sigue siendo la obra pública de mayor envergadura construida en nuestra capital”, plantea Álvarez Curbelo.

Acueducto: Historia del agua en San Juan es el resultado de una investigación histórica que se extendió por 10 años. Se sostiene de fuentes primarias encontradas en archivos localizados en Puerto Rico, España y Estados Unidos, así como de cartografía y fotografía original para ilustrar su desarrollo, que armonizan con los testimonios de algunos de los descendientes de los personajes más importantes de la historia de este patrimonio histórico y natural.

“Sin agua no hay ciudad. A partir de la habilitación del acueducto, la ciudad creció siguiendo las troncales o tuberías principales del Acueducto. Creció hacia Río Piedras, Santurce y Puerta de Tierra. El río Piedras es el único río urbano de la capital.  Este libro relata una historia poco conocida, de una intensa relación entre el río, la ciudad y su gente durante cinco siglos”, comentó Aníbal Sepúlveda.

Localizado en los predios del Jardín Botánico, en la Universidad de Puerto Rico, el Antiguo Acueducto del río Piedras fue declarado Tesoro Nacional en el 2014 por el National Trust for Historic Preservation, la organización sin fines de lucro líder en la protección de lugares de gran importancia histórica y cultural en los Estados Unidos y sus territorios.

“El Antiguo Acueducto del río Piedras es un tesoro de inmenso valor histórico y ecológico. Es un referente de la historia urbana de San Juan y está enclavado en el último meandro que le queda al río. Con la información histórica que se ha recopilado y publicado en este libro, Para la Naturaleza cuenta con sabiduría necesaria para llevar a cabo la restauración de este Tesoro Nacional.  Este proyecto marca el inicio del rescate del río Piedras y la recuperación de espacios naturales en áreas urbanas. El Antiguo Acueducto será la sede de proyectos de investigación científica. Contará con programas educativos e interpretativos, así como programas de conservación de áreas naturales urbanas de vinculación comunitaria, enfocados en el beneficio y la importancia del agua para para los ecosistemas  y los seres humanos”, reflexionó el licenciado Fernando Lloveras San Miguel, presidente de Para la Naturaleza.

Acerca del Antiguo Acueducto del río Piedras

Por más de un siglo, el Acueducto promovió el crecimiento de la ciudad a lo largo de su línea principal y por medio de sus ramales al resto los barrios de toda la ciudad. El recinto histórico es un oasis dentro de la atmosfera urbanizada de San Juan. Cubre aproximadamente 24 cuerdas de las cuales nueve son manejadas por Para la Naturaleza e incluyen un segmento de dos kilómetros del río Piedras. El recinto histórico está formado por una pequeña represa que tomaba el agua del río Piedras y una casa de llaves o válvulas, seis estanques de sedimentación y filtración, una casa de máquinas de vapor con su depósito de carbón y una casa de empleados.

Desde el 2005 el Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico asumió la custodia del lugar con el interés de preservar y restaurar sus instalaciones para beneficio del pueblo de Puerto Rico. Los planes de Para la Naturaleza persiguen aprovechar el binomio agua/historia para convertir el lugar en un espacio para la investigación científica y ecológica, la recreación y la educación en relación con el recurso del agua.

Para la Naturaleza es una organización sin fines de lucro que integra a la sociedad en la conservación de sus ecosistemas naturales. Su meta es asegurar que el porcentaje de áreas naturales protegidas en Puerto Rico sea 33% para el año 2033. Provee experiencias transformativas en la naturaleza para inspirar a cada persona y comunidad a tomar acciones concretas para protegerla, como donar tiempo, dinero o terrenos. Además de organizar eventos de voluntarios, educativos y campañas de recaudación, Para la Naturaleza protege más de 50 áreas naturales y recibe al público en centros de visitantes por todo Puerto Rico.