José J. Villamil

José J. Villamil

Por José J. Villamil

Recientemente, y en vista de la creciente profundidad de los problemas que confronta Puerto Rico, algunos analistas nuevamente han hecho un llamado para una concertación entre los distintos sectores en que no solamente se logren acuerdos sobre rutas a seguir y objetivos a lograr, sino que cada sector esté dispuesto a ceder en algunas de sus posiciones para poder lograr los objetivos acordados. Concuerdo con ese reclamo. Hay consenso sobre la necesidad de una concertación o Pacto Social – un Pacto por Puerto Rico – en la sociedad civil, en el sector empresarial y en el sindical. El sistema político debe, por supuesto, ser parte. Puerto Rico no puede esperar mucho más. 

En México recientemente se logró un acuerdo entre los tres partidos principales, llamado el Pacto por México. En este Pacto se establecen acuerdos sobre una gran cantidad de temas incluyendo la educación, el desarrollo económico, la gobernabilidad democrática y muchos otros. Anteriormente en otros países de Nuestra América, notablemente Chile, se habían logrado acuerdos similares. Comparando con la discusión sobre el “Fiscal Cliff” en Estados Unidos, y las consecuencias muy negativas que ha tenido el conflicto entre Demócratas y Republicanos desde hace varios años, el Pacto por México ofrece una lección de convivencia democrática.

¿Y en Puerto Rico?

Desde los años ochenta se viene planteando la necesidad de un Pacto Social. Más recientemente, en un documento producido por la Cámara de Comercio y la Asociación de Industriales en el 2003 (Hacia la Economía Posible), se le dio importancia a esta necesidad y, siendo Atilano Cordero Badillo presidente de MIDA, se produjo un documento (Diez Prioridades) en el que un Pacto Social era la primera prioridad. En la década pasada se creó una Comité que integraba a organizaciones empresariales, el gobierno y sindicatos con la intención de proveer un foro de discusión sobre temas de política pública. El objetivo era, precisamente, lograr acuerdos entre los tres sectores. Desafortunadamente cayó en desuso. En los últimos años y en varias presentaciones expuse la necesidad de que Puerto Rico adoptara procesos similares a los de Irlanda y su “Social Partnership” y Finlandia, que adoptó un esquema similar, ambos modelos exitosos de pactos sociales. En Chile, donde las divisiones han sido mucho más profundas que aquí, también se lograron acuerdos de esa naturaleza.

No hay ninguna razón por la cual en Puerto Rico no podamos movernos a un Pacto por Puerto Rico en que los diversos grupos de interés se comprometan con las soluciones a la situación del país. Se han logrado grandes consensos para asuntos puntuales, ahora nos corresponde lograrlo por un mejor Puerto Rico.

 * El autor es presidente de la Junta de Directores de Estudios Técnicos, Inc.