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Por Luisa García Pelatti

La economía de Puerto Rico lleva ocho años de austeridad. A pesar de los sacrificios que se le han pedido a la población, los diferentes gobiernos no han hecho lo suficiente para eliminar el déficit presupuestario. ¿Será necesario otra ronda de reducción de gastos y aumento de impuestos?

Todo depende de cómo se comporte la economía y las perspectivas son que el año termine con un crecimiento negativo. Así que será difícil eliminar el déficit presupuestario el año que viene como se prometió, pero al menos se podría reducir. ¿Será eso suficiente para las agencias acreditadoras o degradarán la deuda?

Lara cree que si no es suficiente el gobierno tendría que volver a tomar nuevas medidas de austeridad y entraríamos en un ciclo de recesión-austeridad del que será difícil salir.

Estabilización fiscal: tercer acto

El primer acto del programa de estabilización fiscal empezó durante la administración de Aníbal Acevedo Vilá. Se creó el Impuesto sobre Ventas y Uso (IVU), se aprobaron otros impuestos y se recortaron gastos. “Cuando terminó el cuatrienio de Acevedo Vilá, a pesar de haber creado impuestos nuevos y a pesar de que se recortaron gastos teníamos un déficit estructural más grande”.

Cuando empezó el cuatrienio de Luis Fortuño el déficit estructural casi se duplica. Todo el cuatrienio de Fortuño fue un período de austeridad, asegura.

“La triste realidad es que terminó el cuatrienio de Fortuño y todavía el problema no se había corregido. Ese fue el segundo acto de estabilización fiscal. El tercero llegó con la administración de Alejandro García Padilla.

“Si esto lo hubiéramos hecho mejor se podría haber eliminado el déficit en un plazo de tres años. Ya llevamos ocho y no hemos terminado”. Las agencias acreditadoras nos han dado año y medio para acabar de cerrar el déficit.

Este verano se aprobaron aumentos de impuesto por valor de $1,400 millones y el año que viene todavía vamos a tener un déficit estructural de $700 millones y el gobierno tendrá que tomar medidas adicionales.

El aumento de los recaudos depende del comportamiento de la economía. “Podría ocurrir que si la economía continúa contrayéndose, al cierre del año fiscal los $1,400 millones que creíamos que se iban a levantar, no se han podido levantar completos, y habría que tomar medidas adicionales”.

Lara opina que para tener éxito es necesaria la cooperación de todos los sectores de la sociedad. “Tenemos que hacerlo todos juntos para que funcione”. Si se aprueba nuevos impuestos y todos nos dedicamos a evadirlos no se logrará. Durante la discusión para la aprobación de nuevos impuestos, antes del veranos, todavía había “demasiada discordia” entre el gobierno y el sector privado. “Yo espero que haya un cambio de mentalidad y una disposición mayor e la sociedad civil y el sector privado en ayudar a discutir qué cosas hacer y en ayudar a que se hagan”.

Tampoco ayudan las noticias negativas que se publican, como la portada de Barron’s la semana pasada. El economista explica que estos “mensajes de miedo” asustan a los inversionistas y a los mercados de bonos. Pero todavía la deuda de Puerto Rico se vende aunque sea con márgenes altos.

Mientras más se aumentan los impuestos y se recortan los gastos, más probabilidad hay que de se prolongue la recesión. Lo peligroso es caer en el círculo vicioso de austeridad-recesión. La austeridad causa recesión y la recesión requiere más austeridad.

La receta

La clave está en que los gobiernos no han aplicado la receta correcta. Se deben corregir los problemas de la parte cíclica de la economía con unas medidas y los problemas de la parte estructural con otras. Si no se hace así, “no se va a poder definir un programa de acción coherente”, explicó el economista Juan Lara, durante una presentación en la Asociación de Profesionales de Finanzas.

No sólo se trata de poner en vigor las medidas correctas, sino también en el orden correcto. “Hay que saber en qué secuencia se tienen que hacer las cosas para que el programa funcione”. Y da un ejemplo. Un devaluación de moneda en el momento equivocado puede hacer mucho más daño que bien en el programa de estabilización.

Hay que saber cuándo tenemos que aumentar los impuestos, cuándo recortar los gastos

“La importancia del secuencia es otra razón por la que no podemos amogollar todas estas cosas en una pelota. Hay una decisiones que hay que tomar primero”.

Y lo primero que hay que hacer es estabilizar la economía. “Si empezamos a hacer reformas sin haber estabilizado la economía hay una muy alta probabilidad de que las reformas fracasen”.

No hay que terminar una fase para empezar otra, pero Lara considera importante definir primero el programa de arranque y la secuencia.

La economía, que se había estabilizado después de seis años de recesión, ha vuelto a caer y lleva siete meses consecutivo de contracción como muestra la gráfica que publicamos del Indice de Actividad Económica del Banco Gubernamental de Fomento. Según Lara, hemos pasado de un período de estabilización sin crecimiento a una nueva caída de la actividad económica.

“Esa caída es preocupante de por sí, porque significa que se sigue siguen perdiendo empleo y significa que sigue habiendo empresas en riesgo de fracasar. Pero también es preocupante, desde el punto de vista del programa de estabilización, porque significa que los recaudos, que necesitamos que crezcan con las nuevas medidas impositivas, podrían no crecer. Ese es un factor de riesgo para saber si el programa de estabilización va a funcionar”.

¿Qué pasa si no funciona?

Se supone que este año el déficit se reduzca a alrededor de $700 millones y se elimine para el año siguiente.

“Si no lo logramos las agencias acreditadoras nos van a degradar. Otra vez nos van a poner la pistola en la cabeza y vamos a tener que volver a tomar media adicionales de recortes y de aumento de impuestos. Vamos a tener que darle otro apretón al programa de austeridad”.

Digamos que se logra estabilizar la economía. Entonces viene un proyecto más difícil, que es hacer una serie de reformar que llevan mucho tiempo pendientes: reforma fiscal, reforma laboral, reforma de los incentivos industriales, reforma de salud, reforma de ayudas sociales y reforma educativa, entre otras.

“Hemos llegado a un punto en que si no lo hacemos esto no funcionar. El problema fundamental es que en Puerto Rico no tenemos la capacidad de concertación y hay que tomar decisiones que nos van acostar a todos. Será difícil que el gobierno, por sí solo, pueda lograrlo. Hay que negociar. Estoy hablando de que un líder obrero esté dispuesto a pararse al lado del Gobernador frente a las cámara de televisión a decir que este programa de reformas incluye estos cambios a las leyes laborales y nosotros lo apoyamos. Porque si no hacemos esto, esto se va a hundir”.

Necesitaríamos ver al sector privado aceptando cosas difíciles. Y Lara da un ejemplo. “Cuando se hable de reforma contributiva hay que poner sobre la mesa el trato contributivo para el ingreso pasivo. Es algo que en la industria financiera ha provocado grandes resistencias, pero en la situación en que estamos ése es un tema que hay que cambiar”.