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Universia Knowledge@Wharton

El viaje de Obama a Cuba y su familia habría sido impensable hace dos años. Sin embargo, su llegada a la isla el domingo lo convierte en el primer presidente estadounidense en visitar el país desde 1928. La comunidad empresarial estadounidense considera el viaje como una señal de que los principales avances son inminentes para los estadounidenses que deseen visitar la isla e invertir más libremente en Cuba.

En su intervención en la segunda Cuba Opportunity Meeting, celebrada el jueves 17 de marzo de 2016, en el Nasdaq MarketSite en Nueva York, Alex Lee, subsecretario para América del Sur y Cuba del Departamento de Estado de Estados Unidos, dijo acerca de la visita histórica del presidente: “Esperamos realmente que sea el punto de partida para acelerar el ritmo de esta relación”. La reunión fue organizada por Knowledge@Wharton, el Instituto Lauder y Momentum.

En los días previos a la visita de Obama a Cuba, el Gobierno de Estados Unidos anunció una nueva ronda de reglas que flexibilizan aún más el embargo impuesto a la isla. Las regulación es el quinto conjunto de cambios anunciados desde que Obama confirmara la reanudación de las relaciones diplomáticas con Cuba en diciembre de 2014, pero sólo el Congreso puede levantar por completo el embargo.

Algunas de las nuevas reglas incluyen que los ciudadanos estadounidenses puedan viajar a Cuba para las visitas “personales”, y ya no en grupos, según las directrices del Departamento del Tesoro para las 12 categorías de viaje aprobadas.

Los bancos estadounidenses pueden ahora procesar pagos de Estados Unidos a Cuba y viceversa; los cubanos no inmigrantes en los EE.UU. pueden recibir un salario. Además, los cubanos pueden abrir cuentas corrientes en bancos de Estados Unidos.

“Básicamente, retiramos todas las barreras que obstaculizaban el uso del dólar, que fue una de las peticiones que los cubanos nos hacían más a menudo”, dijo Lee “Ahora, Cuba puede utilizar el sistema financiero de Estados Unidos para recibir o pagar por cosas que no tienen necesariamente vínculos con EE.UU”.

A pesar de que los intentos iniciales para relajar el embargo se hicieron en un “vacío de ignorancia”, dijo Lee, el más reciente conjunto de cambios “son una señal significativa” respecto al intento de permitir la acción de los inversores en conformidad con las excepciones del embargo. “El embargo es una limitación muy real en nuestras discusiones”, agregó. “Debatimos constantemente con nuestros abogados hasta dónde podemos llegar”.

El enfoque reglamentario del Gobierno de Estados Unidos está orientado principalmente al naciente sector privado en Cuba, que de alguna manera va en contra de la economía de la isla, dominada y controlada por el Estado.

“El gobierno cubano dice a menudo que esta relación en realidad nunca será normal, siempre y cuando haya embargo”, dijo Lee. “Para nosotros, esta relación nunca será realmente normal mientras  […] las personas sigan siendo arrestadas por decir libremente lo que piensan, por reunirse libremente, o articular una visión diferente de la forma de estructurar la sociedad, siempre y cuando lo hagan de forma pacífica”.

Lee advirtió que, aún eliminando el embargo, todavía existen numerosos desafíos para hacer negocios con Cuba. Incluso si una empresa obtiene las autorizaciones necesarias de EE.UU., tendría también que obtener la autorización de los cubanos. Además, las empresas extranjeras deben contratar a sus empleados a través de una agencia estatal, lo que puede obstaculizar que “adopten una estrategia a largo plazo para el reclutamiento, el entrenamiento del empleado e inculcar la lealtad” en el equipo local.

“Hay numerosos obstáculos administrativos impuestos por el Estado. Se trata de una estructura administrativa burocrática organizada de arriba hacia abajo”, dijo Lee. “Cualquier proyecto comercial de Estados Unidos tendría que ser examinado por un Consejo de Ministros, lo que sería lo mismo que pedir a los ministros del Gobierno de Estados Unidos que se sienten a juzgar un gran negocio empresarial”.

Lee agregó que el mercado está aún más limitado por los bajos ingresos de la mayoría de los cubanos, que ganan alrededor de US$ 25 al mes. “El poder adquisitivo de la isla es bajo”, dijo Lee.

Una nueva Cuba

Entre los retos a que el Departamento de Estado se enfrenta hoy en día está la cuestión de la expedición de licencias para las franquicias de los hoteles que se quieran establecer en la isla. Aunque Lee no ha mencionado ningún nombre, el Wall Street Journal informó a principios de la semana pasada que Starwood y Marriott, junto con AT&T, esperan cerrar acuerdos para comenzar a hacer negocios en Cuba.

“Esta es la primera vez que escucho acerca de la posible apertura general de la industria del turismo de Estados Unidos”, dijo Richard Feinberg, investigador principal en el Instituto Brookings. “Sé que habrá demanda, más y más turistas están viniendo: ¿dónde dormirán? Los hoteles de La Habana están llenos. Si EE.UU. tiene la intención de trabajar en el lado de la oferta en el sector del alojamiento, para mí tiene mucho sentido”.

Feinberg dijo que también llama la atención el hecho de que Starwood sea una de las cadenas que se rumorea que está interesada en el país, ya que se encuentra entre las 6,000 empresas e individuos que deben reclamar la pérdida de propiedades en Cuba después de la revolución de 1959. El valor total de las reclamaciones se estima en US $ 1.900 millones; Starwood reclama alrededor de US$ 50 millones, heredados cuando adquirió la International Telephone and Telegraph Corp.

“¿Estas empresas estarían utilizando este tipo de cosas como moneda de cambio para entrar en el mercado?”, preguntó Feinberg. “Este sería el comienzo de un acuerdo para todas las reclamaciones de Estados Unidos”.

El acuerdo de reivindicación de propiedades perdidas se debe alcanzar este año antes de finalizar el mandato de Obama, dijo Feinberg. “No es tan difícil desde un punto de vista técnico, es difícil desde el punto de vista político”, ha apuntado. “Si el objetivo principal es avanzar, ¿qué podría ser mejor que un acuerdo que atienda a las 6.000 reclamaciones? Sería lo mismo que dejar atrás el pasado y seguir adelante”.

Es importante que Obama “presente una visión del futuro que permita a los Estados Unidos y Cuba trabajar juntos a largo plazo”, dijo Feinberg. “Entrevisté a los millennials de la isla. Para ellos, en diez años habrá una nueva Cuba, donde la gente como ellos pueda ejercer su profesión y talento, y cuya economía sea mucho más abierta. Cuba será un país más normal, en que las empresas, las personas y las ideas circulen sin trabas”.

¿Anuncios importantes por delante?

Frank Del Río, presidente y consejero delegado de Norwegian Cruise Line, salió de Cuba con sus padres cuando tenía siete años. El año pasado, estuvo en la isla dos veces visitando parientes que no había visto desde hace décadas. A finales de 2016, espera que uno de sus buques de crucero entre en el puerto de La Habana.

“Yo sé que no se han anunciado muchos negocios, pero eso no significa que no haya una gran cantidad de negocios en el horno, cocinándose”, dijo Del Río. “No pasó nada durante 56 años y esperábamos que las cosas cambiasen de la noche a la mañana. Sin embargo, creo que estamos cerca de escuchar algunos anuncios muy importantes”.

La reciente flexibilización de las regulaciones facilitará la posible realización del plan de Del Río. Dijo, sin embargo, que todavía hace falta mucha infraestructura en Cuba para hacer negocios y recibir turistas. “La Habana tiene capacidad para acomodar a un barco de buen tamaño, con 2.000 pasajeros, y otro menor, de un tipo más especializado”, dijo. “Probablemente se necesitará mucho tiempo para que Cuba supere a la región; por ahora, la isla ayuda a aumentar el interés en el Caribe”.

Glenn Fogel, vicepresidente ejecutivo y jefe global de estrategia y planificación de Priceline, dijo que la directora de relaciones públicas de la empresa debería haber visitado Cuba esta semana, pero la reserva en el hotel donde se quedaría tuvo que ser cancelada para dejar espacio a la delegación de Obama. La empresa cuenta con todas las licencias que necesita para hacer negocios en EE.UU. y Cuba a través de su subsidiaria booking.com, pero en la actualidad no tiene ninguna asignación de habitaciones en hoteles.

“Hoy en día la demanda es mucho mayor que la oferta”, dijo Fogel. “Esperamos tener pronto una primera reserva”.

Cuba recibe actualmente alrededor de 3,5 millones de visitantes al año, “pero el número de personas que quieren visitar la isla es mucho mayor”, dijo Fogel. Él siempre escucha decir a los turistas estadounidenses que quieren ir a Cuba antes de que la personalidad del país se “arruine” por el desarrollo comercial y la afluencia de franquicias extranjeras. Sin embargo, Fogel dice que la mayoría de estos temores carecen de fundamento. “Se necesitaría una gran cantidad de tiempo para construir algo parecido a una pequeña Miami”.

Fogel dijo que aunque hay un gran interés en el desarrollo del sector turístico, es el Gobierno cubano quien decide adoptar la estrategia para atender a los visitantes.

“Algunos países dicen que no quieren verse inundados por los turistas […] Otros dicen que quieren adoptar una estrategia de mercado de masas”, dijo Fogel. “Corresponde al Gobierno cubano decidir qué tipo de desarrollo quiere el país”.

Proceso de largo plazo

Mientras Fogel también espera que haya algunos anuncios importantes con el viaje de Obama, Carlos Gutiérrez, ex secretario de Comercio durante el Gobierno de George Bush, dijo que no se necesitan este tipo de acontecimientos para que el viaje sea considerado un éxito.

“Si el presidente va a Cuba y el pueblo cubano lo ve sentado junto a Raúl Castro, y el Secretario de Estado junto al ministro de Asuntos Exteriores, y si se entienden un poco mejor, y si fuera solo eso lo que consiguen, creo que el viaje habrá sido un éxito”, dijo Gutiérrez, quien también es el ex director general de Kellogg y el vicepresidente actual del Grupo Albright Stonebridge.

Gutiérrez desestimó las quejas de que “nada” había ocurrido desde el anuncio de Obama en diciembre, señalando que la economía cubana está experimentando un cambio histórico con o sin inversiones de Estados Unidos. “Creo que ellos saben que el modelo económico de la isla tiene que cambiar […] No quiero comparar la situación a un partido, pero creo que estamos sólo en la primera mitad”, dijo. “Este es un proceso que acaba de comenzar y tiene mucho tiempo por delante”.

Su expectativa era que el discurso de Obama al pueblo cubano mencionase el papel de Estados Unidos en la historia del país, junto con los planes conceptuales para el futuro. “Él hablará de esperanza y dará un mensaje a los jóvenes”, dijo Gutiérrez, que nació en Cuba pero abandonó la isla con sus padres en 1960. “Él hablará de democracia. Si no lo hiciera en el discurso, lo hará a puerta cerrada. Gran parte de la inmensa popularidad de este proceso se debe al hecho de que aún no estamos de acuerdo en todo, las cosas en que no estamos de acuerdo se pueden discutir”.

Al igual que muchos cubanoamericanos y estadounidenses republicanos, Gutiérrez criticó inicialmente los esfuerzos de Obama para restaurar las relaciones con Cuba. “Era lo que había aprendido en la mesa a la hora de cenar […] Es conveniente, en cierto modo, transmitir a alguien temas de debate que persistirán durante el resto de tu vida”, dijo. “Sin embargo, me di cuenta de que era cada vez más difícil conciliar mi instinto con los temas de discusión que me fueron transmitidos”.

A pesar de que su mayor esperanza es la prosperidad de Cuba, Gutiérrez teme que suceda algo que pueda revertir el progreso alcanzado en la renovación de la relación con Estados Unidos. “Creo que tenemos que ser muy prudentes. Cada paso, cada palabra, cada movimiento es algo que puede hacer fracasar un proceso muy positivo y noble”.