Por Luisa García Pelatti

Desarrollar y mantener en la isla actividades económicas competitivas en los mercados de Estados Unidos, del mundo y los mercados locales; limitar el gasto público y los aumentos de los empleados públicos; aumentar los ingresos contributivos; desarrollar sobrantes en las corporaciones públicas; ponerle un techo a las emisiones de bonos para reducir los costos de coger prestado y el servicio de la deuda, la cual no debía crecer más rápido que la economía de la isla; y generar ahorros internos para financiar las inversiones de capital, que debían ser de rigurosa rentabilidad, como la promoción industrial, los gastos en educación y otras inversiones en capital humano.

Estas fueron algunas de las recomendaciones que, en 1975, presentó un comité compuesto James Tobin, premio Nobel en Economía (1981); Kermit Gordon, ex-director de presupuesto del presidente Kennedy, y Ralph Saul, ex-presidente de la Bolsa de Valores.

El informe lo rescató el ex gobernador Rafael Hernández Colón, que lo usó de referencia durante una presentación en la Asociación de Analistas Financieros, la semana pasada. Frente a la crisis actual, estas recomendaciones tienen vigencia.

“Estos ajustes tienen que hacerse”, dijo Tobin, “La única interrogante es si se hacen de una manera oportuna, ordenada y equitativa, o si se posponen hasta que las exigencias de una crisis financiera obligue a llevarlas a cabo a toda prisa”.

Y aquí estamos.