PIB

Por Luisa García Pelatti

La actividad económica se ha reducido 25.9% desde abril de 2006 hasta el presente, estima el economista Angel Rivera Montañez, utilizando su Indice de Indicadores Coincidentes. Se trata del periodo más largo de contracción cuando se compara con las recesiones ocurridas desde 1974: 103 meses de caídas en la actividad económica. Ninguna recesión había durado tanto. Pero como explicó el economista José Alameda ya no se puede hablar ni de recesión ni de de presión. Estamos ante un estancamiento estructural de la economía. Ha ocurrido un colapso en la estructura económica.

Alameda, profesor de economía en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Mayagüez, fue uno de los conferenciantes en la asamblea anual de la Asociación de Economistas, celebrada la semana pasada.

El economista explicó que hasta ahora las proyecciones de crecimiento de la economía se hacían utilizando el crecimiento de Estados Unidos, las tasas de interés y el precio del petróleo. Pero ahora esas variables son insuficientes, “porque la economía ya no responde a los estímulos de esas tres variables. Estamos en un paradigma diferente”.

La economía de Puerto Rico no está reaccionado al estímulo de la economía de Estados Unidos. Las bajas tasas de interés no son un estímulo para la inversión. El ahorro se mueve a inversiones especulativas.

Y lo peor es no saber cuándo esto va a mejorar. Típicamente, en un estancamiento estructural no se sabe cuándo va a terminar, “no hay fecha de expiración, no sabes cuándo termina la fase de estancamiento, no es como en el ciclo”.

Cuando el aumento de la deuda con respecto al ingreso sobrepasa cierto umbral la economía ya no crece. “No es la deuda la causa final de este estancamiento secular, pero una vez se sobrepasa un nivel de deuda se impide el crecimiento”, apunta Alameda, y explica que el problema es que el Producto Bruto deja de crecer y por eso se produce un crecimiento exagerado de la deuda con relación al Producto Bruto.

“Esto no es una recesión, no es una depresión. Es una situación mucho más difícil. Es algo más que impide que la economía arranque”, insiste el economista.

Para hacer frente a este “nuevo paradigma” hay que repensar las políticas económicas, pero primero hay que renegociar la deuda, señaló.