Recientemente ha habido un aumento en la desigualdad en la mayoría de los países, según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). La desigualdad ha aumentando en Estados Unidos, Reino Unido, Suecia, Noruega y Dinamarca. Puerto Rico no ha sido la excepción. El ingreso promedio de los puertorriqueños más ricos es 33 veces mayor que lo que ganan los más pobres. Los datos los presentó Sergio Marxuach, director de Política Pública del Centro para la Nueva Economía (CNE) durante su conferencia anual, la semana pasada. El aumento en la desigualdad reduce la clase media y crea inestabilidad social y económica. La solución: crear empleos, empresas y aumentar la confianza.

Los datos presentados por el CNE muestran que en Estados Unidos, el ingreso promedio de los hogares en el quintil más alto es 15 veces mayor el ingreso promedio de los hogares en el quintil más bajo. En Puerto Rico, esta cifra es 33 veces mayor.

“La crisis está provocando una compresión de la clase media en Puerto Rico que lo agrava todo, porque la clase media es la que provee estabilidad económica y social”, explica el economista Juan Lara.

Según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en Puerto Rico la pobreza y la desigualdad están más correlacionadas con la falta de empleo, mientras que en América Latina están más correlacionadas con los bajos salarios. Estos resultados, que coinciden con los del estudio de The Brookings Institution y el CNE, apuntan a que la solución a la desigualdad es la creación de empleos.

“En Puerto Rico, lo más importante que podríamos hacer para alterar ese panorama de desigualdad es mejorar el acceso al empleo”, asegura Lara. Para crear empleos hay que crear empresas y eso está unido al empresarismo y a la confianza.

El 20% de los puertorriqueños más ricos reciben el 55.8% de los ingresos, y el 5% de los más ricos reciben el 25.7% del ingreso. Se trata de una diferencia muy grande entre los que menos ganan y los que más ganan.

Pero si el 95% de la sociedad tiene solo el 75% del ingreso para consumir entonces el crecimiento la demanda agregada se verá afectada, explicó Marxuach. Para mantener su nivel de consumo, la clase media debe recurrir al endeudamiento excesivo, reduciendo el capital disponible para el ahorro y la inversión. Cuando la desigualdad llega a niveles relativamente altos, las personas con ingresos altos dedican una porción mayor de su ingreso a la especulación.

La desigualdad tiene un impacto negativo en otras variables como: homicidios,
tasa de encarcelación, movilidad social, incidencia de enfermedades mentales, expectativa de vida, mortalidad infantil, obesidad, incidencia de embarazos entre adolescentes, desempeño educativo de los niños, etc.

“La gente no está consciente de esta desigualdad”, opina el economista Francisco Catalá. “Ignoran la información y cuando se la das, la niegan”.

“Quizás no sabemos el detalle estadístico, pero la gente en la ruralía y los pueblos notaban su diferencia económica con el resto de las clases sociales”, dice otro economista, Francisco Martínez.

Por otro lado, Lara advierte que la desigualdad incluye las transferencias a las personas, “lo que significa que si (las transferencias) no estuvieran ahí la cosa sería peor. La realidad sería muchos más fea si no estuvieran esas transferencias”.

“Creo que la crisis misma ha provocado que la gente pierda confianza. No solamente en otra gente sino en la capacidad del sistema, del gobierno, del sector privado de manejar una situación de emergencia. Porque la realidad es que nadie aquí ha demostrado una gran capacidad en manejar esta situación de emergencia”, comentó Lara.

Como dijo Miguel Soto Class, presidente del CNE, al principio de la conferencia: “el problema no es la falta de ideas, si no la incapacidad para ejecutar las que tenemos”.