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Por Luisa García Pelatti

Quien así habla es Rafael Blanco, Comisionado de Instituciones Financieras, quien junto a Arturo Carrión, vicepresidente de la Asociación de Bancos, participó la semana pasada en una actividad organizada por la Asociación de Profesionales de Finanzas para hablar del impacto en la banca de las degradaciones del crédito del Gobierno.

Tanto Blanco como Carrión señalaron que, en términos generales, los bancos no se han visto afectados directamente por estas degradaciones. “Habría que evaluar a cada banco individualmente para saber si las degradaciones les afectan”, apuntó Blanco.

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Hay que recordar que todos los bancos ya tienen una clasificación por debajo del nivel de inversión o “chatarra”.

Por su parte, Carrión dijo que los bancos no se han afectado mucho. “La banca se ha mantenido atendiendo las necesidades del consumidor en todos los renglones de consumo”.

Carrión y Blanco dejaron claro que el efecto de las degradaciones en los bancos vendrá a través del impacto sobre la economía.

Para Blanco el riesgo mayor es que la economía no se recupere. “En la medida en que la economía siga descendiendo o se mantenga estancada va a haber menos oportunidad de crear empleos y se van a afectar las compras, los gastos y que la gente pueda cumplir con sus obligaciones”, comentó.

Por eso, “los bancos tiene que ser más cautelosos en una economía que no tiene capacidad de pago”.

Cuestionados sobre si los bancos van a poder seguir prestando al Gobierno y corporaciones públicas, Blanco señaló que los bancos “tienen que tomar unas medias cautelares”, para asegurarse de que “la deuda va a tener una fuente de pago identificada y que los bancos no van a sufrir pérdidas con estas transacciones”.

Los bancos han prestado unos $1,200 millones a corporaciones públicas y agencias del Gobierno. De esa cantidad la mayor parte corresponde a la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), con $674 millones en préstamos.

Lo importante, dice Blanco, será ver cómo la banca reacciona a su riesgo de crédito, pero insiste en que “la banca nunca va a abandonar su compromiso con Puerto Rico”.

“La banca, más que una obligación, tiene un deseo de seguir apoyando al Gobierno”, aseguró el regulador de los bancos.

Opina que puede haber algún banco que deba reducir su exposición a los préstamos del Gobierno, pero también hay bancos que pueden amentar su exposición. “Todavía hay espacio para sostener lo que se ha adelantado y dar algunos créditos adicionales”.

El Comisionado de Instituciones Financieras dijo que la ley de reestructuración de las corporaciones públicas protege a los bancos, “en la medida que le da una prioridad particular al nuevo crédito que la banca haga luego de radicada la petición de reestructuración. La ley protege y permite que la banca pueda continuar dando apoyo a la economía”.

La banca comercial tiene $64,427 millones en activos; $48,855 millones en depósitos y $44,126 millones en préstamos. Los números vienen cayendo desde la consolidación bancaria del 2010, pero en el primer trimestre muestran cierta recuperación. Sin embargo, el nivel de capital ($7,600 millones) es el mayor en la historia.

El mayor riesgo para los bancos proviene del comportamiento de la economía, que tras ocho años de recesión sigue estancada.

Las degradaciones, que han hundido la clasificación del crédito aún más en la categoría de “chatarra”, van a ocasionar una limitación del acceso al crédito y a un costo mayor.

Además, el alto nivel de endeudamiento –más de $70,000 millones– obliga a destinar más recursos del Fondo General para el pago del servicio de la deuda “y eso conlleva que el Gobierno tiene que reducir sus gastos, ocasionado a su vez un impacto negativo en la economía. Eso se traduce en menos actividad económica”, asegura Blanco, quien advirtió que “carecemos de una punta de lanza para logra una recuperación de la economía”.

Y como insiste Carrión, “los bancos no crean demanda, la financian, responde al comportamiento de la económica”.