Por Luisa García Pelatti
Los banqueros suelen ser personas prudentes que evitan manifestarse sobre temas comprometidos como economía y política. A entrar en estos temas solo se han atrevido Richard Carrión –recordemos su participación en el famoso CAREF– y Troy Wright, ex presidente de Scotiabank y presidente de la Asociación de Bancos entre 2010 y 2011. El resto de los banqueros han preferido mantener un perfil bajo en sus comentarios sobre temas extra bancarios.
Llaman la atención, por tanto, los comentarios de Jorge Junquera, vicepresidente de la Junta de Directores de Popular, Inc., el domingo en el periódico El Nuevo Día (sólo publica en su edición impresa, lo que me impide poner el enlace).
En una columna titulada “Nuestra hora de la verdad” (no está claro si con el “nuestra” se refiere a la banca o al país), el segundo ejecutivo de mayor rango en Banco Popular destaca la urgencia de diseñar un plan económico a largo plazo y se muestra pesimista en cuanto a que el Gobierno logre los recaudos proyectados.
Junquera hace una propuesta concreta: subsidiar el empleo, utilizando como fuerza laboral a beneficiarios de programas federales, y de esa forma reducir los costos operacionales de las empresas. Se trata de que los beneficiarios de ayudas federales trabajen a cambio de esas ayudas.