Francisco Catalá (Foto Sin Comillas)

Por Luisa García Pelatti

Cuando el andamiaje institucional es inadecuado, cuando privan la insuficiencia generalizada en las maneras de ver, organizar y hacer las cosas, se obstaculizan las gestiones emprendedoras, se trastocan prioridades y se dilapidan recursos. Se imposibilita el desarrollo. Ese fue el planteamiento del economista Francisco Catalá durante su ponencia en la Asamblea de Economistas titulada “Promesa Rota: puntos de referencia para el diseño institucional”.

Catalá, que es el autor del libro “Promesa Rota: una mirada institucionalista a partir de Tugwell”, que recoge la experiencia en diseño institucional que se da en Puerto Rico durante el periodo 1941-1946, explicó que los cambios institucionales que necesita Puerto Rico requiere tres pasos:

  1. el reconocimiento de que lo que tenemos es inadecuado;
  2. el reconocimiento de que lo que tuvimos también lo fue: “si leen los informes del Tesoro sobre la sección 936 parecen un catálogo de delitos económico: precios de transferencias, cacerías de rentas, violación de las reglas que se estipulaban para el uso de los fondos 936. Si esos informes se hubieran leído bien, quizás otro fuera el caso, pero no se leyeron, ni bien ni mal”;
  3. la formulación de la política en correspondencia con esa arquitectura.

“Nada más peligroso que el vacío institucional. Estamos desmontando instituciones sin crear instituciones. Se desmonta la Compañía de Fomento Industrial y salen con un Enterprise y ahora con Invest Puerto Rico. Es una porquería. Hay una especie de sortilegio y parece que si se le da un nombre en inglés va a ocurrir un milagro”.

El economista advirtió que no es optimista y dice que no puede haber desarrollo cuando “las dos formaciones políticas electoralmente dominantes que han formado gobierno durante los últimos 70 años se definen, en un caso, por interpretar la subordinación como privilegio, y en el otro, por asumir la emasculación como derecho civil”.

“Qué vocación mueve a este país? ¿Prefiere ser país o posesión, nación inscrita en la compleja dinámica global o minoría étnica en una región sometida a un centro, polo creativo o mero anfitrión de enclaves ajenos, fragua de gestiones empresariales o nido de cazadores de rentas, ente productivo o fantasma dependiente”, cuestiona.

Advierte que para diseñar políticas de desmantelamiento institucional sin herramientas sustitutas no hace falta mucha imaginación. “Lo difícil es articular vías de desarrollo, siempre escurridizo. Las promesas falsas son dañinas; la ausencia de promesas legítimas también”.

Catalá relató una anécdota: de todos es conocido que, en el año 44 antes de Cristo, Bruto asesinó a Julio César. Lo que no todos sabían es que Julio César estaba planteando una reestructuración y hasta una cancelación de la deuda y Bruto era acreedor.