Myrna

Por Luisa García Pelatti

La crisis fiscal fue el detonante del inicio de la caída en el precio de los bonos. Pero no fue la principal responsable. Según Myrna Rivera, presidenta de Consultiva Internacional, más de la mitad de la caída de los bonos se debió a que algunos participantes del mercado apostaron a que el precio de los bonos de Puerto Rico iba a bajar; e hicieron cosas para alentar que eso ocurriera. Y ganaron.

Durante la conferencia “Chatarra – ¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿Cómo salimos?”, celebrada esta semana en la Universidad de Puerto Rico, Rivera hizo un recuento de los acontecimientos que, entre los meses de agosto y septiembre de 2013, contribuyeron a que colapsara el mercado de bonos –ocasionando cuantiosas pérdidas a los inversionistas–y que se perdiera la oportunidad para sacar las emisiones prevista. Los bonos cayeron tanto que se vendían a nivel de chatarra, por lo que las agencias clasificadoras de deuda no tuvieron más remedio que degradar.

“En Puerto Rico se viene gestando una crisis de liquidez desde hace tiempo”, explica Rivera. “Coger prestado se convirtió en una forma de estirar la sabana más allá de lo que podíamos”.

Pero Rivera responsabiliza de parte de la crisis de los bonos a un sector de inversionistas “que buscan oportunidades estresadas para ver cómo puede generar ganancias”.

Tras la quiebra de Detroit, en el mes de julio, un grupo de personas decide buscar qué otras jurisdicciones están “estresadas” y cómo puede anticipar el estrés y aprovecharse económicamente de ese estrés.

El 26 de agosto, aparece en la primera plana de la revista Barron’s un artículo sobre Puerto Rico titulado “Troubling Winds”. “El artículo no decía nada que los puertorriqueños no supiéramos. Pero lo que hicieron fue levantarnos la cota para que se nos viera el refajo de que aquí hay un problema”.

Habíamos sido invisibles y de la noche a la mañana, esta Isla en el Caribe se convirtió en el centro de las miradas de los medios de comunicación especializados. Fortune, New York Times, The Wall Street Journal, CNBC, hasta The Economist tenía algo que publicar sobre Puerto Rico.

¿Por qué y a quién le interesaba?

“En agosto, nos enteramos de que existen unos inversionistas que habían realizado llamadas a casas de corretaje en Hato Rey, sugiriendo que Puerto Rico tiene un 50% de probabilidad de tener que refinanciar o reestructurar su deuda”. Algunos fondos habrían hecho apuestas financieras a que los bonos de Puerto Rico iban a bajar. “Dije, nos chavamos”. Eso explicaba los artículos de Barron’s y Fortune. Había gente interesada en sacar beneficio si bajaban los bonos de Puerto Rico, y estaban haciendo lo necesario para lograrlo. El precio de los bonos de Puerto Rico empieza a bajar.

Eso provoca una venta masiva de bonos a principios de septiembre, lo que destapa otro problema. Muchos de los puertorriqueños que habían invertido en bonos lo habían hecho a través de fondos mutuos, utilizando préstamos. Las cosas funcionaban mientras el precio de los bonos no disminuyeran. Pero cuando el precio empezó a caer, los inversionistas recibían una llamada del corredor pidiendo que depositaran más colateral.

Cuando el inversionista no pudo hacer frente al “margin call”, las casas de corretaje se ven obligadas a “salir en masa a vender los bonos”.

En Estados Unidos pensaron, “en Puerto Rico se han vuelto locos. Es verdad lo que dice Barron’s. Van a vender todo y se van a mudar a Miami”.

Empiezan a llamar firmas de Estados Unidos preguntando qué estaba pasando. Y le contamos. “El secreto es que estamos apalancados hasta la teleras. Esto es un círculo vicioso y hasta que no se pague la última cuenta de margen esto no va a parar”.

“En eso estábamos a finales de septiembre. Cuando levantamos el hocico para respirar vimos que los bonos habían bajado entre 25% y 30% y lo fondos mutuos 50%”.

Mientras, los que habían apostado a que los bonos de Puerto Rico bajarían estaban de fiesta. “No contaban con este regalito” de que iban a bajar más por el asunto de los “margin call”.

Y en medio de toda esta vorágine financiera, al Gobierno se le cierran las puertas de los mercados financieros y se queda sin sacar las emisiones previstas.

Rivera acepta que la raíz del problema está en la crisis fiscal. Estima que la primera caída en el precio de los bonos –“tal vez un 30% o un 40%”– se debe a los problemas fiscales. La incertidumbre de si Puerto Rico podría hacer frente a su deuda provoca esa primera caída en el precio de los bonos. Pero que saliera a la luz que los inversionistas estaban apalancados aceleró la caída.

Para Rivera, la estrategia concertada en contra de los bonos es responsable de la mitad de la caída del precio de los bonos.

La teoría de Rivera es que el precio de los bonos de Puerto Rico se colapsó no por la crisis fiscal, sino porque hay todo un mercado que apuesta a que va a bajar el precio y hace cosas para abonar a que baje.

En febrero, las tres agencias clasificadoras degradaron la deuda de Puerto Rico a nivel de bono basura. Desde entonces, el precio de los bonos ha estado subiendo.

Rivera aclara que se habla de los bonistas “como si estuvieran en el planeta Júpiter”. Sin embargo, el 40% de los bonos están en las carteras de inversiones de los puertorriqueños. “Los bonistas son las aseguradoras, las cooperativas, los fondos de pensiones. Esto nos moja a todos”.