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Para muchos países, la subida del precio del petróleo significa crecer menos. Para Puerto Rico significa caer más

Por Luisa García Pelatti

El precio de la gasolina a nivel del consumidor aumentó en noviembre a 64.80 centavos el litro, un incremento de 7.9% respecto al mes de noviembre del año pasado, según la Encuesta Mensual que realiza el Departamento de Asuntos del Consumidor. Es el mayor aumento desde junio de 2014 y el precio más alto desde agosto de 2015.

Los precios podrían seguir aumentando tras el acuerdo de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) para reducir su producción en 1.2 millones de barriles diarios por primera vez desde 2008, lo que ha disparado los precios. La OPEP trata así de acabar con el largo periodo de petróleo barato al que hemos asistido, en buena medida por el exceso de oferta de crudo en el mercado.

Los analistas creen que tras las lógicas turbulencias iniciales, los precios volverán a estabilizarse, pero que ya no se bajará de los $50 por barril en 2017, muy por encima de los $40 –y menos– que se ha estado pagando últimamente.

La consecuencias inmediatas en Puerto Rico será el incremento del precio del combustible y la electricidad. Pero, a más largo plazo, la subida del precio del petróleo hará más difícil alcanzar el crecimiento económico. No olvidemos que, en los últimos años, en medio de la crisis, Puerto Rico se ha visto muy favorecido por dos factores macroeconómicos externos: el bajo precio del petróleo y las mínimas tasas de interés.

Respecto a lo último, las señales enviadas por la Reserva Federal de Estados Unidos hacen prever un aumento que podría producirse este mismo mes. Pero la subida del precio del crudo, podría llevar a la Junta de Planificación a tener que revisar a la baja el próximo mes de abril sus previsiones de crecimiento para el año fiscal 2017, fijadas ahora en una caída de 2.3%, una reducción cinco décimas por debajo de lo que se esperaba que disminuyera el Producto Nacional Bruto (PNB) en el año fiscal 2016.

Un aumento en el petróleo, hace que se disminuya el ingreso disponible de los consumidores, aumenta la inflación y encarece los costos de operación de las empresas, lo que supone un lastre para el crecimiento económico. Y si buen hasta ahora, la economía llevaba una década de contracción económica, lo hacía a pesar de tener el “viento a favor” del petróleo y las tasas de interés. El cambio de “viento” va a hacer aún más difícil, si cabe, remar hacia el crecimiento.

Los precios alcanzaron su nivel más alto en el 2012, cuando se pagaba la gasolina a un promedio 92.52 centavos el litro. Luego los precios cayeron hasta 90.90 centavos en el 2013, a 89.36  en el 2014 y volvieron a caer a 65.95 en el 2015. En lo que va del 2016 los precios se han mantenido en un precio promedio de 59 centavos el litro, con un precio mínimo cercano a 50 centavos.