Por redacción de Sin Comillas

Tras el deslucido resultado de 2016, las proyecciones del Fondo Monetario Internacional  FMI) apuntan a un repunte de la actividad económica en 2017 y 2018, especialmente en las economías de mercados emergentes y en desarrollo. Sin embargo, existe incertidumbre sobre el efecto de la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos no solo en ese país sino en el ámbito internacional.

La economía global crecerá 3.4% en el 2017 y 3.6% en el 2018, sin cambios respecto al informe de octubre pero por encima del 3.1% de 2016. El FMI volverá a revisas sus pronósticos en abril. Las economías avanzadas crecerán 1.9% en 2017 y 2.0% en 2018; es decir, 0.1 y 0.2 puntos porcentuales más que en el pronóstico de octubre, respectivamente.

Las perspectivas de crecimiento han empeorado marginalmente en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, donde las condiciones financieras son, en términos generales, menos favorables. Las perspectivas de crecimiento a corto plazo de China han sido revisadas al alta gracias al estímulo proyectado de la política económica, y a la baja en una serie de otras economías grandes, entre las que se destacan India, Brasil y México.

Este pronóstico está rodeado de particular incertidumbre debido a los cambios que el gobierno entrante podría incorporar a la orientación de las políticas estadounidenses. La institución que dirige Christine Lagarde confiaba en que Donald Trump suavizara su discurso a medida que se fuera acercando la fecha de su investidura. Sin embargo, no ha sido así y cree que, incluso, se ha radicalizado. A corto plazo, admite que la economía de Estados Unidos crecerá 2.3% en 2017 y del 2.5% en 2018, ligeramente al alza respecto a sus estimaciones de octubre.

También se revisaron al alza las proyecciones de crecimiento de 2017 de Alemania, España, Japón y el Reino Unido, más que nada debido a un desempeño mejor de lo esperado durante la última parte de 2016. Estas revisiones al alza compensan holgadamente las revisiones a la baja de las perspectivas de Corea e Italia.

La actividad mundial podría acelerarse con más fuerza si la política de estímulo fuera más contundente de lo previsto actualmente en Estados Unidos o en China. Y podría empeorar con políticas aislacionistas y el proteccionismo, un deterioro de las condiciones financieras mundiales, un recrudecimiento de las tensiones geopolíticas o una desaceleración más grave en China.

En América Latina, la revisión a la baja del crecimiento refleja en gran medida una menor expectativa de recuperación a corto plazo en Argentina y Brasil tras cifras de crecimiento que defraudaron las expectativas en torno al segundo semestre de 2016, condiciones financieras más restrictivas y vientos en contra más fuertes para México debido a la incertidumbre relacionada con Estados Unidos, así como el deterioro ininterrumpido de la situación en Venezuela.