Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal

El presidente de Reserva Federal, Ben Bernanke, se ha mostrado pesimista sobre la situación económica de EEUU y  ha asegurado que la Reserva Federal está preparado para adoptar nuevas medidas, pero ha destacado que la política monetaria de la institución que preside no es una panacea.

Bernanke ha sido claro al reconocer cuál es el factor más grave al que se enfrenta la economía de EEUU y que supone el mayor lastre para la confianza de los consumidores: el empleo. El débil mercado laboral de la principal potencia del mundo es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la Reserva Federal. Las previsiones que maneja el regulador sobre el empleo en EEUU son de débil crecimiento en los próximos meses.

Bernanke también ha destacado que la inflación del país ha comenzado a moderarse y que los riesgos inflacionistas están contenidos a medio plazo. También ha señalado como pieza clave en la recuperación la reforma fiscal, que considera de importancia crítica.

En este sentido el funcionario ha pedido a los legisladores que eviten a adoptar cualquier tipo de medida que suponga un obstáculo para el crecimiento del país y ha explicado que incrementar las medidas de ajuste fiscal podría suponer una pesada losa para la recuperación. Bernanke considera que un paso básico para que EEUU salga adelante es lograr la sostenibilidad fiscal a largo plazo. Además, el responsable del banco central ha destacado que son necesarios esfuerzos que vayan más allá de los objetivos de déficit del Gobierno.

Respecto a la política monetaria del regulador, que ya avanzó que los tipos seguirán excepcionalmente bajos hasta mediados de 2013, Bernanke ha destacado que no se trata de una panacea para problemas económicos. Según el funcionario, la Reserva Federal está lista para adoptar nuevas medidas de estímulo para favorecer una recuperación más fuerte.

Sobre las tensiones financieras importadas desde la zona euro, Bernanke ha reconocido que representan un riesgo real para el actual crecimiento de EEUU y que ya han tenido un impacto negativo en la confianza de familias y empresas.