WASHINGTON (AP) — La economía de Estados Unidos creció a un ritmo anual de 2.7% entre julio y septiembre, mucho más rápido de lo que se pensaba inicialmente, pero se espera que este vigor se desvanezca en los últimos meses del año debido a la incertidumbre sobre una posible subida de los impuestos y recortes a los gastos del gobierno.

El Departamento de Comercio informó el jueves que el crecimiento en el tercer trimestre fue significativamente mejor que la tasa estimada hace un mes, que era de 2%. La cifra real fue más del doble de la tasa anual del 1.3% del trimestre abril-junio.

La razón principal de la revisión al alza del Producto Interno Bruto fue que las empresas repusieron inventarios más rápidamente de lo pensado. Eso compensó un crecimiento más débil del gasto del consumidor.

El PIB mide la producción total de bienes y servicios de un país, desde comidas en restaurantes y cortes de cabello hasta aviones, electrodomésticos y carreteras.

La mayoría de los economistas dicen que el crecimiento económico se ha desacelerado en el actual trimestre, octubre-diciembre, a un ritmo anual por debajo del 2%. Generalmente se considera que eso es demasiado débil como para reducir rápidamente la tasa de desempleo.

Paul Ashworth, economista jefe para Estados Unidos de la firma Capital Economics, dijo que probablemente las empresas se están recuperando más despacio.

Las empresas suelen reducir inventarios cuando creen que los consumidores gastarán menos. El gasto del consumidor representa aproximadamente el 70% de la actividad económica.

Los economistas citan dos razones para previsión de debilidad en el gasto tanto del consumidor como el empresarial.

La supertormenta Sandy detuvo la actividad de negocios en la Costa Este a finales de octubre y en noviembre. El gasto podría debilitarse en las últimas semanas del año si el Congreso y el presidente Barack Obama no llegan a un acuerdo para evitar el “precipicio fiscal”. Ese es el término con el que se denomina la esperada subida de impuestos y a los fuertes recortes de gasto presupuestal a partir de enero si no se logra un acuerdo.

Las empresas “probablemente están reduciendo inventarios en caso de que el Congreso no haga su trabajo, lo que siempre es una posibilidad”, dijo Joel Naroff, economista jefe de Naroff Economic Advisors.