A los periódicos no les gusta publicar desmentidos. Es como aceptar que se ha cometido un error. Pero es una responsabilidad de los medios de comunicación hacerlo, si quieren mantener su ética periodística. Si embargo, a veces el desmentido se convierte en noticia, sobre todo si el entrevistado se desmiente a sí mismo.

EL VOCERO publicó el lunes, en su sección de Negocios, una entrevista con la presidenta del Banco de Desarrollo Económico, Lizzie Rosso. El artículo es parte de una investigación periodística sobre la intervención político-partidista en la distribución de los fondos de la Ley de Inversión en la Fuerza Trabajadora (WIA, por sus siglas en inglés).

Durante la entrevista Rosso aceptaba que entre los préstamos morosos en el BDE había dos otorgados a empresas vinculadas a líderes del Partido Nuevo Progresista (PNP): Platinum Advantage, de Pedro Figueroa Costa, ex representante del PNP y ex asesor de campaña del gobernador Luis Fortuño, y Torna Sol Inc., de la ex directora de Desarrollo Económico del Municipio de San Juan, Dana Cruz. Ayer Rosso se desmintió a sí misma al señalar que esas compañías “nunca estuvieron morosas”.

Como verán no se trata de una coma mal puesta o de un sí en lugar de un no. Lo que Rosso desmiente es toda su entrevista, como si todo se hubiera tratado de un mal sueño. ¿Puede una funcionaria del nivel y la competencia de Rosso confundir de esa forma a dos compañías “sólidas y de buen prestigio” con compañías morosas? No, claro que no.

Tampoco se entiende que Rosso, una banquera experta y respetada entre amplios sectores del sector privado, desmienta también a las fuentes de EL VOCERO –entre los que hay reconocidos ejecutivos del sector privado– que aseguran que la funcionaria ha sido objeto de presiones políticas y que más de una vez ha estado en riesgo de perder su puesto.

Lo anterior me lleva a concluir que Rosso pudo haber recibido presiones de Fortaleza para enviar un desmentido, que por iniciativa propia, jamás habría enviado.

Es poco ético desmentir lo que se sabe que es cierto. En EL VOCERO trabajamos con seriedad y profesionalismo, y aunque errar es de humanos, éste no es el caso.