Por Luisa García Pelatti

Septiembre tiene visos de convertirse en el peor mes en datos de COVID-19, con un pico de 600 casos el 10 de septiembre; un promedio de 245 casos diarios, igualando el dato de agosto; y un promedio de 8.8 fallecidos diarios, la cifra más alta desde que comenzó la pandemia. Es el resultado de los contagios que se produjeron durante la campaña para las elecciones primarias: el repunte primarista. Por otro lado, los expertos denuncian que los datos llegan con retraso y que así será muy difícil detener la propagación del virus.

En su análisis semanal de los datos del COVID-19, el doctor Ibrahim Pérez y la demógrafa Judith Rodríguez explican que el repunte de casos, hasta la semana del 7 al 13 de septiembre, se debe a la falta de seguimiento de las medidas de prevención durante la campaña de las primarias. Los efectos de la reapertura del 12 de septiembre no se reflejan todavía en los datos.

Durante las últimas 10 semanas, los casos positivos semanales se han mantenido entre 1,129 y 2,220, lo que indica que “persiste una transmisión comunitaria sostenida” que no se ha podido controlar.

“El COVID-19 hizo fiesta con nosotros en las primarias, porque durante el repunte de la semana del 7-13 de septiembre se ha registrado una fecha con sobre 300 casos, dos con 400 o más casos, y una con la cantidad máxima en un día de la pandemia, 600 casos, el jueves 10 de septiembre”, explican Pérez y Rodríguez.

Se muestran preocupados por el patrón ascendente de las muertes durante las primeras dos semanas de septiembre. Las 132 muertes registradas en los primeros 15 días del mes de septiembre, representan promedio de 8.8 fallecidos diarios, que superan las 6.6 muertes del mes de agosto. El Departamento de Salud no ha ofrecido detalles del perfil demográfico de los fallecidos y no ha dado una explicación que explique por qué el aumento en el número de personas fallecidas se produce sin que se haya observado un alza en hospitalizaciones.

Pérez y Rodríguez piden que se hagan más pruebas y un equipo epidemiológico que identifique y rastree adecuadamente los brotes. En los primeros 18 días de septiembre se hicieron un promedio de 2,493 pruebas diarias, el promedio más bajo registrado desde el mes de abril. Entre el 12 y el 18 de septiembre, el promedio ha caído a 1,186 pruebas diarias. El 15 de julio se había hecho 9,246 en un solo día.

¿Por qué se hacen menos pruebas? Pérez y Rodríguez explican que algunos laboratorios habrían dejado de hacer las pruebas y otros estarían haciendo menos ya que no estarían satisfechos con la cantidad que se les paga por cada prueba.

“¿Va el gobierno a permitir que perdamos control de la pandemia por falta de pruebas y que ello pueda provocar una propagación indetenible del COVID?¿No tiene el gobierno millones en fondos federales para “contact tracing and testing” que tendrá que devolver a fin de año si no los utiliza ¿Será posible que el gobierno prefiera devolverlos en vez de usarlos para pagarle tarifas merecidas y justas a los laboratorios?”, cuestionan Pérez y Rodríguez.