Por Luisa García Pelatti
Moody’s Investors Service (Moody’s), Standard & Poor’s (S&P) y Fitch Ratings –hasta hace unos meses grandes desconocidas para el puertorriqueño promedio– se han convertido en los malos de la película en estos tiempos de degradaciones crediticias. La degradación múltiple del martes 1 de julio hundió la clasificación de la deuda de Gobierno aún más en el hoyo de chatarra en la que la había instalado Moody’s en el mes de febrero. Un martes negro, que sitúa las relaciones del Gobierno y las agencias clasificadoras, nunca fáciles, en uno de sus peores momentos.
Varios ex presidente del Banco Gubernamental de Fomento (BGF)–la agencia que trata más directamente con las casas de crédito– dicen que la relación siempre ha sido un tanto “agridulce”.
“La mayor parte del tiempo, es una relación donde se ha tratado a las casas acreditadoras con mucha deferencia, siempre tratando de cumplir con sus recomendaciones y siempre bajo un marco de respeto y profesionalismo. Esto no quita, sin embargo, que en diferentes momento se difiera de ellas en sus interpretaciones y comentarios”, dice un ex presidente que prefiere mantenerse en el anonimato.
La relación con las casas acreditadoras es un elemento de la relación con los inversionistas en bonos de Puerto Rico. En el pasado la relación con este grupo se manejó directamente desde la oficina de BGF en Wall Street (140 Broadway). Durante varios años tres expertos de esa oficina (Irving Dalin, David Carter y Charles Zimmerman) que mantenían contacto personal continuo con los inversionistas y las casas acreditadoras. “Ellos eran los ojos y oídos de BGF en Wall Street”, dice otro ex presidente, que tampoco quiso que se publicara su nombre.
Sin embargo, la oficina de BGF en Nueva York perdió su rol de comunicador principal con los inversionistas y las casas acreditadoras en la década de los 90. “Se sustituyó el contacto personal con los inversionistas y las casas acreditadoras por Internet”. Y en el 2008 todas las comunicaciones con las casas se empezaron a manejar desde San Juan.
“Para los años 90 y principios de los años 2000, la oficina si tenía una función útil, y típicamente se tenía una persona que mantenía cierta relación con las agencias y con la comunidad inversora, pero al final del día, la relación principal se ha manejado desde Puerto Rico. Con el avance en comunicaciones y tecnología, la oficina de Nueva York no es una necesidad hoy día”.
Moody’s, S&P y Fitch evalúan factores objetivos y subjetivos para asignar una clasificación a los instrumentos de deuda. Por ejemplo, Moody´s utiliza cuatro factores, a los que les asigna una mayor o menor ponderación: Economía (20%); Gobernanza (30%); Fortaleza financiera (30%); y Deuda (20%).
Economía, Fortaleza financiera y Deuda son aspectos de naturaleza cuantitativa, y por tanto, su medición es objetiva. Por otra parte, la Gobernanza es de naturaleza cualitativa, y por tanto, requiere que las casas acreditadoras examinen la actitud de los administradores para determinar su disposición a tomar todas las acciones necesarias para pagar las obligaciones a tiempo.
“Las primeras acciones que toman los nuevos gobernantes –que no son conocidos personalmente por las casas acreditadoras– son determinantes para evaluar su voluntad de pagar, sin importar el costo político de sus acciones”.
Las agencias han tenido aciertos y desaciertos, dicen los ex presidente del BGF entrevistados.
En el verano del 2012, las agencias degradaron la deuda de la Corporación del Fondo de Interés Apremiante de Puerto Rico (COFINA), la deuda con la mejor clasificación. El gobierno de ese entonces consideró que la degradación era injusta.
Pero no todos culpan a las agencias. Otros responsabilizan al gobierno por la falta de consistencia y continuidad, por los constantes cambios en el mensaje que les envía el gobierno. “Cada cuatro años tratamos de destrozar el trabajo de la administración saliente, con o sin razón, y vamos a Nueva York y le vendemos nuevos y maravillosos planes que sin duda, arreglaran a Puerto Rico. Las agencias han perdido la paciencia y han perdido la confianza en nosotros por esta inconsistencia y por el exceso de politiquería por parte de oficiales electos”, señaló una persona que ocupó un alto cargo en el BGF.
A veces se culpas a las agencias de que no entienden la situación de Puerto Rico. Un ejemplo reciente es la aprobación de la Ley para el Cumplimiento con las Deudas y para la Recuperación de las Corporaciones Públicas de Puerto Rico (“Ley para la Recuperación”) que permite reestructurar las deudas de algunas corporaciones públicas; y que provocó la ola de degradaciones del mes de julio.
La información que tienen las agencias clasificadoras es la que directamente del Gobierno.
El problema es que los analistas Moody’s, S&P y Fitch llevan años viajando a Puerto Rico y escuchando las mismas promesas incumplidas de los gobernantes. Mejorar la comunicación y aumentar la transparencia es una de las asignaturas pendientes del Gobierno. Ayudaría también publicar los estados financieros del Gobierno en o antes de diciembre de cada año, o sea, seis meses después del cierre del año fiscal; y que el Departamento de Hacienda puede publicar los estados financieros del año fiscal 2013-2014 en diciembre de 2014. O que mensualmente se publiquen en Internet los ingresos y gastos del Gobierno, siete días después del fin de mes.
“Me parece que lo que más falta nos hace es mejorar la comunicación del día a día, el contacto entre el BGF, Hacienda y la Oficina de Gerencia y Presupuesto (OGP) y las casas debe constante”, confirma otra fuente. “Lo que más les molesta a las agencias es enterarse de información relevante por la prensa. Siempre nos han dicho que seamos transparentes”.
Otra vez, la Ley para la Recuperación se puede utilizar como ejemplo. “Es evidente que eso se hizo sin ningún tipo de comunicación o consulta con ellos y eso explica la reacción de todas las casas. Una comunicación honesta ayudaría mucho a la relación con ellas, pero también tenemos problemas más profundos que son más difíciles de arreglar, con la falta de continuidad y el haber permitido por las pasadas décadas que la politiquería se apodere de las decisión vitales”.
Recordemos las declaraciones del gobernador Alejandro García Padilla en abril de 2013 con aquel ya famoso “me vale” (refiriéndose a que no le importa) lo que digan agencias evaluadoras del crédito de la Isla.
¿Por qué es importante la opinión de las agencias? ¿Podemos ignorarlas? “Las casas de crédito han perdido relevancia en ciertos círculos, de esto no hay duda, pero no se pueden ignorar. Para un gran segmento del mercado de capital de bonos municipales, las agencias siguen siendo relevantes y siguen siendo un instrumento importante. El costo de financiamiento, la habilidad de utilizar para beneficio de la jurisdicción instrumentos sofisticados (como swaps, cuando se utilizan bien), y el mero acceso a capital, son todavía factores que se influencian por la opinión de las agencias de créditos”, dice un ex presidente del BGF.
“Lo que no podeos hacer es criticarlas cuando nos degradan y decir que vamos a demandarlas, y elogiarlas cuando hablan bien de nosotros o nos suben la clasificación. Hay que ponerse en los zapatos de ellos y pensar como uno reaccionaria si hoy me dicen que hay un plan para atender ciertos problemas, y mañana me dicen, otras personas, que ese plan maravilloso para atender los problemas ya no sirve y esta mal y hoy hay uno mejor. De nuevo, mientras sigamos con la inconsistencia, falta de continuidad y la politiquería, no lograremos cambiar la impresión general de ellos sobre nosotros”.