Rubén Flores Marzán, presidente de la Junta de Planificación.

Trae un halo de frescura y modernidad a una agencia que desde fuera tiene imagen de anticuada y rígida, y que ha sido usada, por los diferentes gobiernos, como botín político. Lleva menos de un mes en el puesto, pero tiene la ventaja de que conoce la agencia desde dentro. Es el nuevo presidente de la Junta de Planificación (JP), Rubén Flores Marzán. Uno de sus objetivos al llegar a la agencia será tener listo, para el año que viene, el plan de uso de terrenos, una oportunidad única para replantear la planificación del territorio, con un enfoque integral, que genere soluciones para superar los problemas de planificación acumulados históricamente en la Isla.

Flores Marzán –de 43 años– sustituye a Leslie Hernández, que se desempeñaba como presidenta interina–y que ha sido nominada para un puesto de juez superior– tras la renuncia de Héctor Morales, que se convirtió en presidente del Partido Nuevo Progresista (PNP).

El nuevo presidente de la JP cuenta con una maestría en planificación urbana de la Universidad de Akron, Ohio, y tiene un bachillerato en geografía de la Universidad de Puerto Rico. Antes de su nombramiento Flores Marzán fue miembro asociado de la JP(del 2006 al 2009), y previamente se había desempeñado como subsecretario de planificación, desarrollo urbano, programación y control del Departamento de Transportación y Obras Públicas. Trabajó también en Estados Unidos y ejerció como consultor privado.

Flores Marzán, un experto en ordenamiento territorial, viene con la visión de traer a Puerto Rico un enfoque de planificación del Siglo XXI: integrar los esfuerzos que se están llevando a cabo en las áreas de desarrollo físico, social y económico, para lograr un “mejor ambiente, mejor economía y mejor calidad de vida”.

“Históricamente la JP se ha dedicado a planificar, pero se le conoce más por la capacidad de evaluar consultas de ubicación y tomar determinaciones”, dice el presidente. La agencia, asegura, también se ha dedicado a integrar el papel de la transportación en el desarrollo físico; a darle importancia a tener áreas agrícolas para sembrar; al desarrollo de viviendas y del turismo. “Eso es lo que estoy trayendo a la JP, planificación del Siglo XXI”.

Flores Marzán se propone poner en vigor el programa de planificación urbana de la plataforma del PNP, en el que trabajó, y que considera es un programa punta de lanza de la planificación. De ese programa, dice, han salido proyectos como el sistema de transportación de alcance regional, el metro urbano, las extensiones de la PR 66 y las mejoras de la PR 22, mediante Alianzas Público-Privadas. Y todo eso está en PIDES, el Plan Integral de Desarrollo Estratégico Sostenible.

La planificación se está moviendo a resolver los problemas a escala regional, porque muchos de los problemas que tenemos son de índole regional: el desempleo, la criminalidad, la degradación ambiental.

Defiende el diálogo, a través del proceso de participación ciudadana, para aunar los objetivos de desarrollo económico y preservación de los recursos. “Proveemos la mejor información que tenemos en el momento, y nos reunimos con las partes interesadas”, insiste, aunque asegura que ese proceso no ocurre de la noche a la mañana. “Queremos hacer cosas que sean factibles, no nos interesan las utopías”.